“Lo que queda al descubierto es que no somos tan europeos como creemos ser”, decía en 2005 Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la UBA, profesor de Genética y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de esa universidad e investigador del Conicet.

Lo dicho venía a cuenta de los resultados obtenidos tras un estudio realizado durante años por dicho Servicio, a partir del análisis de casos en 11 provincias, cuya principal conclusión era que el 56 por ciento de los casos tenía entre sus ancestros a algún amerindio.

De la población actual, el 44 por ciento desciende sobre todo de europeos, pero la mayoría tiene un linaje parcial o totalmente indígena, mal que le pese al presidente Mauricio Macri.

A partir de 1992, y tomando muestras de ADN al azar de un total de 12 mil personas, los científicos pudieron reconstruir la historia genética de la población argentina, leyendo los códigos inscriptos en el ADN mitocondrial, que aportan todas las madres, y en el Cromosoma Y, que aportan los padres.

"Yo creo que la asociación entre el Mercosur y la Unión Europea es natural porque en Sudamérica todos somos descendientes de europeos", decía hace pocos días Macri en el marco del Foro Económico Mundial.

Una afirmación que, como muchas pronunciada por el Presidente, va contra la ciencia y la naturaleza de las cosas.

Mal que le pese a Macri, la mayoría de los argentinos descendemos de amerindios