Los pájaros disecados están ayudando a los especialistas a  reconstruir "la historia de la contaminación del aire" en las ciudades industriales.

"Queríamos hacer un proyecto aprovechando las colecciones de historia natural para evaluar el cambio a través del tiempo, en este caso, el cambio medioambiental. Nos fijamos en los ejemplares de pájaros del Museo Field de Chicago, un museo de historia natural como el (español) Museo Nacional de Ciencias Naturales. Uno de los responsables nos comentó que los especímenes de hace 100 años eran mucho más oscuros que los actuales. Se pensaba que esta decoloración se debía a la polución por negro de carbón, pero nunca se había confirmado", explican los autores de la investigación- estudiantes de posgrado de la Universidad de Chicago (Estados Unidos)- Shane G. DuBay y Carl C. Fuldner en diálogo electrónico con El País. 

A diferencia de lo que ocurrió con la mariposa de los abedules que sufrió una mutación genética que oscureció sus alas para mimetizarse con los árboles oscurecidos por el carbón, en el caso de los pájaros lo que se detectó- a través de microscopios- que sus plumajes tenían hollín ambiental adherido. 

Los pájaros del siglo pasado tenían plumajes más oscuros que los actuales pero ¿por qué?

"El hollín en las plumas de los pájaros nos permitió rastrear la cantidad de negro de carbón en el aire a lo largo del tiempo (entre 1880 y 2015)", comenta DuBay. Y añade:  "Durante la Gran Depresión, hubo una drástica bajada del negro de carbón en los pájaros ya que el consumo de carbón cayó".

Para validar sus resultados, los especialistas compararon la acumulación de hollín con los obtenidos de varios estudios basados en el análisis de las partículas atrapadas en cilindros de hielo obtenidos de Groenlandia. 

El blanqueamiento actual de los pájaros se vio favorecido por la acelerada sustitución del carbón por otras fuentes de energía como el gas y la electricidad para calentar los hogares; aunque la polución se mantiene presente como un arma silenciosa lista para afectar la vida en nuestro planeta. 

Fuente: El País