Investigadores de la Universidad James Cook (JCU, siglas en inglés) realizaron un estudio en el que se demostró que la química del veneno de los escorpiones puede regularse. 

Jamie Seymor, científico del Instituto Australiano de Medicina y Salud Tropical de la JCU), que participó en la investigación, explicó que el veneno puede ser un cóctel poderoso de diferentes toxinas que varía no solo en cantidad sino también en componentes de acuerdo a "los distintos ambientes e interacciones con sus depredadores y presas”.

Se sometió a los escorpiones bajo diferentes condiciones para evaluar si la "receta" del veneno era siempre la misma.  A un grupo se le puso frente a grillos vivos y a otro se les colocó cadáveres de este insecto, mientras a un tercero se le puso frente a un ratón disecado para simular la amenaza de un depredador.

Tras seis semanas de experimentos, se notó que los escorpiones que estaban expuestos al depredador mostraron una química de su veneno significativamente distinta a la que tenían los otros dos grupos.

“La exposición al depredador simulado parece que disminuye relativamente la producción de toxinas que funcionarían en los insectos, mientras que en general aumenta la producción de una sección del perfil del veneno que funciona en mamíferos”, comentó el ecologista Tobin Northfield, que participó en el estudio.

EFE