Los humanos han conseguido en poco más de un millón de años que sus cerebros sean tres veces más grandes que los del resto de primates generando diferencias claves como así también importantes similitudes. 

Una investigación liderada por Nenad Sestan, catedrático de la Universidad de Yale e investigador del Instituto Kavli de Neurociencias en Connecticut, Estados Unidos, fue publicada en la revista Science y se centró justamente en lo que nos hace únicos como especie. 

Los investigadores analizaron muestras de cerebros de seis humanos, cinco chimpancés y cinco macacos. En concreto, un total de 247 muestras de tejido de 16 regiones del cerebro implicadas en el comportamiento y en el proceso cognitivo de alto nivel: del hipocampo, la amígdala, el estriado, núcleo dorsomedial del tálamo, la corteza cerebelosa y once áreas del neocórtex, 

Con las muestras pudo observarse que, "si bien todas las regiones del cerebro humano contienen firmas moleculares muy similares a las de nuestros parientes primates, algunas registran patrones claramente humanos de actividad genética que han marcado la evolución del cerebro y contribuido a nuestras capacidades cognitivas; una sospecha que ahora tiene evidencia empírica", indica la agencia EFE. 

Se trata, del trabajo más completo hecho hasta ahora, sobre todo desde el punto de vista génico: se estudió la expresión génica, es decir, qué genes se activan y cuáles no según en qué zonas del cerebro (a más expresión génica más proteínas se generan y las proteínas intervienen en multitud de funciones del organismo). En el estudio más completo que se haya realizado hasta el momento, ya que suele ser complicado recolectar muestras de cerebros de primates.

Tras el análisis, se observaron profundas diferencias de expresión génica entre humanos y chimpancés y macacos, por ejemplo, en el estriado, una región cerebral que habitualmente se asocia al movimiento y que podría estar relacionada con la bipedación (caminar en dos patas).

Aunque también encontraron similitudes en cuanto a la expresión génica en el neocórtex, la parte implicada en el aprendizaje de orden superior que más nos diferencia de los simios: razonamiento y pensamiento abstracto. Una parte en la que justamente se creía que había mayores diferencias. 

No obstante, el método utilizado solo es capaz de analizar entre el 70 y 80 % del genoma, así que en ese porcentaje no estudiado podrían estar las diferencias génicas en el neocórtex.

Los investigadores se centraron en algunos genes, como el gen TH, implicado en la producción de dopamina, un neurotransmisor clave en la función del orden superior, ausente en las personas con Párkinson. Por ejemplo, observaron que, mientras este gen se expresaba mucho en el neocórtex y estriado humanos, no aparecía en el neocórtex de chimpancés.

También hallaron altos niveles de expresión del gen MET en el córtex prefrontal humano en comparación con los tres primates estudiados; el MET está vinculado con el transtorno del espectro autista.

Además de su mayor tamaño, los cerebros humanos tienen muchas más células que las de los otros primates y éstas están más interconectadas, por ello tienen más capacidad de procesamiento.

EFE