Como consecuencia de la emisión de gases de efecto invernadero, la aceleración del proceso natural por las que las temperaturas continúan elevándose año tras año, aparece como el "principal problema de este siglo", según anunció el Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el Acuerdo de París. 

Registrado en varios marcadores como el aumento en la temperatura de la masa oceánica o la de los hielos del Ártico, el calentamiento global afecta a varios ecosistemas y ataca los hábitat de especies que podrían estar condenadas a la extinción.

Los valores tomados mes a mes durante 2016 demostraron que fue el año más caluroso de la historia: investigadores del Centro Nacional de Información Ambiental (NOAA por sus siglas en inglés) detectaron entre enero y noviembre el aumento de 1,69 grados centígrados por sobre el promedio.

En agosto de 2016, los récords de registros en los océanos Pacífico e Índico fueron sobrepasados, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (WMO) de las Naciones Unidas: la temperatura a nivel global fue 0,16 grados centígrados más cálida que durante agosto del año 2014, hasta aquí el agosto más caliente.

"Hemos sido testigos de un largo período de un calor extraordinario que está destinado a convertirse en la norma", explicó el secretario general de la WMO Petteri Taalas, según reprodujo Infobae.com.

Estadísticas elaboradas con datos de la NASA, también indicaron que el pasado febrero batió un nuevo récord, y la media en toda la superficie de la Tierra fue 1,35 grados centígrados, es decir, la más alta registrada para el segundo mes del año.

"El calor en las latitudes altas está siendo especialmente destructivo para la masa de hielo ártico y la capa de hielo de Groenlandia. Las altas temperaturas en los océanos están agravando la destrucción de los arrecifes de coral", detalló Taalas.

"La extensión de hielo del Ártico en el apogeo de la temporada de deshielo en verano ahora cubre un 40% menos de superficie que a finales de la década de los 70 y principios de los 80", explicaron desde la WMO, en relación a la drástica reducción de la superficie helada en el ártico.

Las previsiones para el verano en esta parte del mundo, sentarían una especie de excepción teniendo en cuenta que el fenómeno del aumento de temperaturas se da en casi todo el planeta: "En Buenos Aires, por ejemplo, hay un 40% de probabilidades de que las temperaturas sean normales y un 35% de que sean superiores. Este año la Argentina fue una excepción a lo que pasó en casi todo el mundo. Nuestro país junto con otras zonas como Groenlandia o el este de Canadá presentaron temperaturas inferiores a las normales", analizó Cindy Fernández, meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional (SMN),

Fernández también repasó las mediciones de 2016 en el territorio argentino: "De enero a octubre, en el centro y norte del país la temperatura fue inferior a la normal. En el norte de Córdoba estuvo dos grados centígrados por debajo de la media. La excepción fue la Patagonia, que presentó anomalías positivas", aseguró la experta al explicar que la circulación de aire en la atmósfera generó que en esta parte del mundo no se sufrieran registros récord por Sudamérica.

Sin embargo, sí se dieron registros poco habituales, como el hecho de que en la Ciudad de Buenos Aires, pasaron 104 días en los que no se superaron los 20 grados centígrados, según relató la trabajadora del SMN a Infobae.