Los humanos modernos, neandertales y denisovanos no solo coexistieron sino que también se cruzaron, y su mezcla sigue presente en nuestro ADN.

Desde que se analizó el genoma de los denisovanos en 2010 –con las pocas piezas fósiles que se hallaron: una falange y dos molares– se sabe que algunas poblaciones de Oceanía, como los papúes, indígenas de Nueva Guinea e islas cercanas, comparten hasta un 5% de su ADN con aquellos humanos.

Este cruce marcó el genoma de las poblaciones del este y el sur de Asia, que actualmente contienen un 0,2% de ADN denisovano. Un nuevo estudio, publicado en la revista Cell, plantea que las etnias chinas Han y Dai y los japoneses contiene ADN denisovano gracias a un segundo cruce diferente al de los pueblos de Oceanía.

“En este nuevo trabajo con asiáticos del este encontramos un segundo conjunto de ascendencia de denisovanos que no está en los sudasiáticos y papúes”, señala Sharon Browning, autora principal del trabajo e investigadora en la Universidad de Washington (EE.UU.).

Y agrega:“Este ancestro de denisovano en los asiáticos orientales parece ser algo que ellos mismos adquirieron”.  El equipo de científicos analizó 5.639 secuencias de genoma completo de individuos de Europa, Asia, América y Oceanía y los comparó con el genoma de denisovanos.

Así los investigadores pudieron determinar que el genoma de estos humanos arcaicos que pudieron vivir hasta hace 40.000 años está más estrechamente relacionado con la población moderna del este asiático que con los modernos papúes.

“Las dos poblaciones mezcladas de denisovanos estaban genéticamente diferenciadas, lo que sugiere que estaban geográficamente separadas. Puede ser que los antepasados de los asiáticos orientales se encontraron con un grupo de denisovanos que vivían en el centro o este de Asia, mientras que los oceánicos se encontraron con los denisovanos que vivían en el sur o el sureste de Asia”, resaltó la investigadora.