La última gran predicción de Albert Einstein sobre el universo se acaba de confirmar un siglo después: las ondas gravitacionales existen y un experimento en EE UU las ha detectado por primera vez.

Según la Teoría General de la Relatividad, hay objetos que convierten parte de su masa en energía y la desprenden en forma de ondas que viajan a la velocidad de la luz y deforman a su paso por el espacio-tiempo. Por antonomasia, esas ondas son producidas por la fusión de agujeros negros y que podrían surgir también del Big-bang.

Esas son las llamadas ondas gravitacionales, cuya existencia fue predicha por Albert Einstein en 1916 pero cuya existencia, hasta ahora, no había podido ser probada, ya que eran consideradas indetectables.

Este jueves, los responsables del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) anunciaron en conferencia de prensa que lograron captar las ondas producidas por el choque de dos agujeros negros, por primera vez en la historia.

Según se informó desde Washington, la primera señal se captó el 14 de septiembre en los dos detectores idénticos de este experimento, situados uno a 3.000 kilómetros del otro.

La señal venía de una fusión que sucedió hace 1.300 millones de años y consistió en el violento abrazo de dos agujeros negros cuya masa es entre 29 y 36 veces mayor que la del Sol.

Los dos agujeros se fundieron en uno liberando una energía equivalente a tres masas solares, que salió despedida en forma de ondas gravitacionales en una fracción de segundo a través del espacio-tiempo.

Se trata del violento y repentino proceso de masa transformándose en energía descrito en la ecuación más famosa: E=mc2 (la energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado).

Así, una teoría clave de Einstein es confirmada por los esfuerzos científicos humanos. Otra vez. Y ahora "nuestros oídos pueden escuchar la sinfonía del universo", tal y como dijo de los científicos que participa del proyecto.