Antes de morir, los médicos le extrajeron una muestra de sangre a Henrietta Lacks pero no se imaginaban que iba a cambiar la ciencia para siempre. 

Henrietta murió en la década del cincuenta pero sus células han estado multiplicándose desde entonces en laboratorios de todo el mundo. Se cree que hay billones de estas células inmortales dando vueltas aunque nunca se le pidió permiso a la familia para experimentar con ellas. 

La historia de los Lacks fue rastreada a 1860, cuando el dueño de una plantación en Virginia- en Estados Unidos-  llamado Benjamín Lacks inició una relación con una esclava afroamericana que trabajaba en sus campos.

De la relación nacieron varios hijos que llevaron el apellido Lacks durante generaciones. En 1942, Henrietta Lacks decidió mudarse a la ciudad dejando el pasado familiar y se casó con el bisnieto de Benjamín. 

A 10 kilómetros del nuevo hogar de Henrietta- en Baltimore- estaba el laboratorio del doctor George Gey, un médico cuyo objetivo era liberar al mundo del cáncer a partir de la regeneración de las células humanas. 

Las células de Henrietta
Las células de Henrietta

Gey experimentó durante 3 décadas uniendo tejidos cancerosos con sangre de corazones de gallinas vivas para así revivir las células muertas. 

El 1º de febrero de 1951 Henrietta Lacks fue internada en el hospital John Hopkins por un sangrado constante. "Nunca había visto algo similar, ni lo he vuelto a ver jamás", le dijo en 1997 Howard Jones, el ginecólogo que la examinó, a Adam Curtis de la BBC. Y agregó: "Su historia era muy simple: había estado sangrando entre menstruaciones y tenía dolor abdominal, lo que no necesariamente es señal de cáncer" pero "Cuando examiné el cérvix me sorprendí pues no era un tumor normal. Era púrpura y sangraba muy fácilmente al tocarlo".

Henrietta no pudo reponerse al cáncer de cervical y falleció a los 31 años. Su familia la llevó de nuevo a su hogar en Virginia aunque sin saber que las células de la joven mujer seguían reproduciéndose en la muestra del hospital donde murió. 

Gey que seguía experimentando con las células cancerosas quedó totalmente sorprendido con la muestra e incluso la nombró como  la línea celular HeLa, por las dos iniciales del nombre y apellido de Henrietta Lack.

Las células HeLa reproducían una generación entera en 24 horas, y nunca dejaban de hacerlo y se convirtieron en las primeras células inmortales que crecieron en un laboratorio y salvaron a miles de personas como ocurrió con la experimentación para la vacuna de polio, efectos atómicos e incluso fueron las elegidas para llevar en las misiones espaciales. 

La multiplicación increíble de HeLa permitía a los científicos probar por primera vez cualquier cosa en células humanas que eran rápidamente reemplazadas por otras nuevas. 

Recién en 1973 la familia Lacks se enteró por primera vez de que las células de Henrietta todavía estaban vivas y que eran utilizadas por científicos de todo el mundo para experimentar. 

"Un día un investigador de postdoctorado llamó al esposo de Henrietta, quien no había terminado la escuela y no sabía qué era una célula", cuenta en su libro Rebecca Skloot, "La vida inmortal de Henrietta Lacks".

Cuando la familia tomó conciencia del valor de las células HeLa inició una batalla legal contra las grandes compañías biotecnológicas para recuperar algo del dinero que estaban generando estas úlimas. 

Recién en agosto 2013, se le confirió un mínimo poder a la familia Lacks sobre el acceso de los científicos al código de ADN de las células de Henrietta Lacks que se convirtió involuntariamente se convirtió en una heroína científica.

Fuente: BBC