A todos nos molestan los estereotipos pero nadie puede escaparse de la infame etiqueta. Hola. ¿Cómo andan? Volví en forma de columna absolutamente innecesaria. Y llegué para hablar de Twitter, claro. De una interna que me interesa más que algunas otras que pululan inconsistentes por ahí, chocándose con las paredes de lo previsto y rozando la pelotudez. Porque, posta, Twitter y preocupaciones serias, no tienen ningún tipo de relación.

“Tuiteó sin arrobar”, “Es re puto y no lo asume, “Quiere pija”, “Tuitea boludeces”. No vas a encontrar mucho más que eso. Pero si revolvés mejor, te podés soprender con la siguiente disputa. Divertida, intensa y toquetona de puntos que nos encantan. Malena Pichot versus Revista Paco.

A ver. ¿Qué es revista Paco? Un blog on line administrado por 13 personas, en su mayoría periodistas y escritores. Ellos buscan mezclar ficción, literatura, realidad y críticas, de una manera punzante y escandalosa. Se viralizan por las redes sociales y laburan mucho. Los autores se hacen llamar freelancers y cosechan más sospechas que realidades.

La frase “la mala publicidad es publicidad”, tiene la palabra publicidad dos veces. Y acá ya la dije tres, así que imaginemos.

Voy a contar algunas cosas que creo respecto a los dos protagonistas de esta divina comedia. Seguramente a nadie le interesa mi opinión, pero a mí no me interesa que a nadie le interese mí opinión. Este me parece un lindo tema. Lo suficientemente jugoso y pelotudo como para que yo sea digna.

Leí la nota en Paco, leí las respuestas a Paula Puebla, su redactora, también los tuits dirigidos a Male Pichot, la humorista. El feminismo es un tema que creo necesario y su debate me pone feliz, sea cual fuere. Leer opiniones imbéciles sobre si una mujer debe o no defender la igualdad, me para un poco el pito imaginario, ¡qué ironía!, ¿no?

Escribí dos notas en Paco. Dos lindas notas que disfruté hacer, una fue Tetas, que tuvo una agradable difusión, otra sobre dibujitos animados que hice con @aguaenelpez y los dos amamos escribirla. El blog, famoso por la polémica, tiene cosas que están muy bien y tienen cosas que no tanto. Como todo bloque, hay extremos y es su centro, limpio de bordes, lo que hay que analizar.

La revista que, calculo, nació de Twitter o, cuanto mínimo, allí se difunde casi por completo utilizando Facebook como un simple folletín, fue juntando adeptos y enemigos como todo lo que busca hacer ruido y lo consigue. Adeptos que se animan a apoyar causas duras y ripiosas. Hombres y mujeres que buscan leer cosas rococó. Un periodismo estético que corre constantemente el peligro de la pretensión. Pero ahí están los chicos, intentando instalar algo nuevo y buscando distinguirse. Mezclando zombies, porno, política, periodismo y literatura. Nada mal. Un mix que genera controversias, partiendo de la base de que, los zombies, me parecen una mierda y no logro entender su concepto.  Pero eso lo podemos charlar más adelante. Porque, digo, ¿en la última pelea? ¿Ganan los zombies o ganan los vampiros? Los vampiros me parece que merecen mis respetos. TOMAN SANGRE, ¿ENTENDÉS? Bueno.

En el otro rincón del ring, está pegando saltitos Malena Pichot. A la humorista la señalan constantemente en Twitter porque allí todos somos ácidos y odiamos los clichés. Pichot se ha transformado en un puchimbol fácil, blanco ideal de misoginia, mujeres disconformes con sus tetas y pelotudeces injustas. No voy a defenderla, es grande y nadie me pidió justicia, simplemente explico algo que parece que nadie nota, Malena Pichot es humorista. Se puede hacer humor copado, se puede hacer humor de mierda. ¿Más relevancia? Dudo que la tenga.

En su derecho a réplica, Pichot responde con bastante altura- la que puede- aunque arranca como el orto ninguneando a una revista por su poco alcance. ¡Pero eso es ella y lo reafirma en su respuesta! “Si me vuelvo loca discutiendo nomenclaturas como hacen los endogámicos y herméticos intelectuales, me quedo hablando sola, y si quería hablar sola o para tres me quedaba en la Academia.”, sostiene. Lo masivo, lo que se populariza, tiende a bajar la calidad al menos discursiva para su mayor alcance. ¿Está bien, está mal? Nadie lo sabe y, el que asegura saberlo, miente.

Una de las críticas que giran alrededor de la revista Paco, es la de generar mensajes misóginos. Por diferentes artículos, la publicación online es señalada por machista. Varias mujeres escriben ahí y, asumo, que deben estar en desacuerdo con esos análisis, (descarto la idea de la pelotudez aunque a veces es la mujer una de las responsables de su propia cárcel).

Es cierto igual que, que Paco busque hacer quilombo haciéndole cosquillas al feminismo, dudando de él y cuestionándolo al golpe de “Dale que sabemos que te encanta”, no es un dato menor.

“Ser feminista es de progre pelotuda”, “El feminismo se milita con altura”, “Malena Pichot es una vergüenza de género”. Hay mentiras y progresismo dando vueltas en torno a la nueva feminista que `se queja de lleno´. Hice dos o tres columnas defendiendo cuestiones de género y creo que el que me tiene en su TL sabe que defiendo casi cualquier tipo de feminismo si lo que se busca es defender una causa justa.

Todos podemos criticar lo que querramos y, a veces, miro con cariño a la censura. Pero la autocrítica siempre es buena, te baja un escalón y desde el llano todo se ve bastante distinto. Nadie, salvo algunos casos de militancia extrema, puede tirar la primera piedra real en la lucha por una igualdad que no sea impuesta a la fuerza. Pareciera que, como lo saben, la piedra es imaginaria y las críticas, aunque muy jugadas, no pasan de los 140 caracteres.

Paula Puebla se animó y fundamentó su desagrado. Nada se puede decir al respecto salvo estar o no de acuerdo con los muchos ítems de su nota. Y la nota está muy bien escrita. En cambio Pichot le erró al agregar, en su crítica, comentarios respecto a las tetas de la redactora. Ese hecho busca minimizar el mensaje y reducir la pelea al plano más superficial que existe. Paula es tetona y parece una mina linda. Eso ya es material para que muchos se entretengan y corran el foco, poniéndolo en el más idiota y aburrido `midachismo´ chabacano.

¿Si uso escote no te puedo criticar? ¿Qué clase de feminismo es ese? Ni una ni la otra logran ser justas con la lucha de miles de mujeres, ni hacen honor a otras cientos de miles que mueren por serlo. El debate está bueno siempre, pero en este caso, escuchar los argumentos de las partes te genera más dudas que certezas. Ningún discurso que señale de estereotipo a algo estereotipándolo podrá salvarse y aquí, señores, las dos muchachas hicieron del feminismo una pelea que chorrea escepticismo y  liviandad.

La idea igual no es feministearla, ya bastante información hay, en las dos notas y en sus repercusiones. No estoy de acuerdo con Puebla en algunas cosas que no voy a enumerar porque no es mí batalla, sí puedo decir que el feminismo en su artículo fue ninguneado y su concepto está errado. El feminismo no lucha por la igualdad, la exige porque le corresponde. El feminismo es resultado del machismo Y NO AL REVÉS. Pero ta, al menos lo trajo a discusión. Que se hable de ese tema altera a los machistas y entusiasma a las muchachas que necesitan ver más cambios. Ya que muchas aprendimos que, mientras guardás silencio, el conformismo se hace la paja en el baño ojeando la “Hombre”.

Si me preguntan a mí, Paco debe existir y Malena Pichot también. Estas disputas generan cosas geniales y deja expuestos a pelotudos que, de otra manera, pasarían inadvertidos.