Tras hallar zika en el cerebro de un feto muerto cuya madre –una europea– quedó embarazada mientras vivía en Brasil, científicos norteamericanos y europeos ratificaron lo que ya era una fuerte sospecha: la vinculación directa del mencionado virus con malformaciones congénitas, particularmente la microcefalia.

La microcefalia es una condición en que la cabeza y el cerebro del bebé son más pequeños que lo normal, y en este caso también mostraba graves daños neurológicos.

Los científicos hallaron altos niveles del virus en los tejidos cerebrales del feto que superaban los típicamente hallados en muestras de sangre, según explicaron investigadores del Centro Médico Universitario en Lubliana, de Eslovenia.

Esto ayuda a "reforzar la asociación biológica" entre la infección del zika con la microcefalia, tal y como explican investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts, en Boston.