Emma Wren, nacida el pasado 25 de noviembre en Estados Unidos, no solo representó un cambio en las vidas de Tina Gibson y su esposo Benjamin sino también marcó una verdadera revolución en los avances de la criopreservación con sus consecuencias éticas. 

Lo llamativo es que el embrión de Emma estuvo congelado 24 años, hasta que en marzo de este año fue colocado en el útero de Tina en el National Embryo Donation Center (NEDC) de Knoxvill. 

El embrión había sido preservado y congelado en 1992, tan solo un año y medio después del nacimiento de la mujer- Tina, que hoy tiene 26-  que luego lo llevaría en su útero. 

"Si este embrión hubiera nacido en el momento en el que fue congelado tendría unos 25 años, podríamos haber sido amigas", bromeó Tina que considera a la pequeña Emma "un regalo de Dios". 

El Director médico del NEDC, Dr. Jeffrey Keenan planteó que este récord en la criopreservación y posterior donación puede ser una forma de que muchas parejas contemplen que sus embriones almacenados pueden tener otras opciones de vida con otras familias.