Especialistas científicos italianos y egipcios llegaron a la conclusión de que el material que compone la daga hallada -en el muslo derecho de la momia- de Tutankamón es de origen extraterrestre. El análisis de la composición de la pequeña espada encontrada en el sarcófago del faraón, arrojó que sería parte de un meteorito.

Gracias a un estudio de espectrometría de fluorescencia de rayos X portátil no invasiva, determinó que "el hierro meteórico está claramente indicado por la presencia de un alto porcentaje de níquel", según el informe publicado en la revista Meteoritics and Planetary Science.

El equipo de investigadores del Politécnico de Milán, Universidad de Pisa y el Museo Egipcio de El Cairo, analizó el objeto hallado en la década de 1920 por Howard Carter y descrita en aquel momento como "una daga de oro muy ornamentado con un pomo de cristal".

Científicos identificaron como "extraterrestre" el material de una de las dagas de Tutankamón

Daniela Comelli, del Departamento de Física de la Universidad Politécnica de Milán y autora principal del estudio, explicó que los meteoritos están compuestos de hierro y níquel, con cantidades menores de cobalto, fósforo, azufre y carbono: mientras el metal extraído en canteras tienen un 4% de níquel como máximo, la hoja de la daga del faraón Tuntakamón registró un 11%.

"La proporción de níquel y cobalto en la hoja de la daga es consistente con la de los meteoritos de hierro que han conservado la relación condrítica primitiva durante la diferenciación planetaria en el sistema solar temprano", dijo Comelli en declaraciones reproducidas por El País de España.

Los estudiosos también analizaron la cantidad de meteoritos conocidos en la región: "Tomamos en consideración todos los meteoritos que se encuentran dentro de un área de 2.000 kilómetros de radio con centro en el Mar Rojo, y terminamos con 20 meteoritos de hierro. Sólo uno, llamado Kharga, presentó un contenido de níquel y cobalto posiblemente consistente con la composición de la hoja", especificó sobre una piedra hallada hace 16 años en Mersa Matruh, a 230 kilómetros al oeste de Alejandría.

El estudio sirvió para confirmar el valor divino que los antiguos egipcios le daban al hierro meteorítico y también, el gran desarrollo tecnológico que denota el trabajo sobre la hoja de la daga fabricada en el siglo 14 a.C.