Las botellas de plástico tardan más de 400 años en descomponerse, y cada minuto se compran- en todo el mundo- un millón de las mismas; lo que representa un grave problema ecológico, en especial en la contaminación de los océanos. 

La investigación, publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', fue dirigida por equipos de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, y el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía Estados Unidos y presenta una posible solución ante la pregunta sobre qué hacer con los deshechos plásticos. 

El descubrimiento podría dar como resultado una solución de reciclaje para millones de toneladas de botellas de plástico, hechas de tereftalato de polietileno o PET, que actualmente persiste durante cientos de años en el medioambiente.

El profesor John McGeehan de la Universidad de Portsmouth y el doctor Gregg Beckham, del NREL, resolvieron la estructura cristalina de PETase, una enzima recientemente descubierta que digiere el PET y utilizaron esta información en 3D para comprender cómo funciona. Durante este estudio, diseñaron involuntariamente una enzima que es aún mejor para degradar el plástico que la que se desarrolla en la naturaleza.

Los investigadores están ahora trabajando en la mejora de la enzima para permitir su uso industrial y así descomponer los plásticos en menos tiempo. 

Los investigadores hicieron el gran avance cuando estaban examinando la estructura de una enzima natural que se cree que se desarrolló en un centro de reciclaje de desechos en Japón, permitiendo que una bacteria degrade el plástico como fuente de alimento.

El PET, patentado como plástico en la década de 1940, no ha existido en la naturaleza durante mucho tiempo, por lo que el equipo se propuso determinar cómo evolucionó la enzima y si es posible mejorarla.