Un fragmento de roca de 130 metros en el fondo del Golfo de México guarda los sedimentos que se depositaron segundos y horas después de que un gran asteroide se estrellara contra nuestro planeta hace 66 millones de años.

Un equipo de investigadores británicos y estadounidenses pasaron semanas perforando el cráter.

Determinaron que el impacto del meteorito empujó el agua hacia afuera, pero cuando esta volvió y entró en contacto con la roca ardiente, provocó reacciones violentas. Es un proceso similar al que ocurre en los volcanes cuando el magma interactúa con el agua de mar.

Esto sucedió durante la primera hora del impacto, pero luego el agua siguió llegando y llenando el cráter.

También hay evidencia del tsunami. Todos los sedimentos apuntan en una misma dirección y su organización sugiere que se depositaron en un evento de alta energía.