Más allá que en los envases de los hisopos se puede advertir que "no deben insertarse en el canal auditivo", muchos hacen caso omiso a esta advertencia.

Tal es así, que un estudio realizado por investigadores del Nationwide Children's Hospital de Esrados Unidos halló que unos 12.500 menores de 18 años acuden cada año a los servicios de emergencia de los hospitales por heridas en el oído relacionadas con el uso de los "bastoncitos". 

El 73% de esas lesiones ocurrieron durante la "limpieza" de los oídos, un 10% mientras los niños jugaban y otros casi 10% se debieron a caídas cuando los niños tenían los hisopos insertados en la oreja, según el estudio, publicado en la revista Journal of Pediatrics.

Si bien en la totalidad de los menores lesionados con los hisopos no tuvieron que quedar internados en un hospital, las consecuencias pueden llegar a ser graves e irreversibles, como dañar el tímpano, en los huesos de la audición o en el oído interno pueden causar mareos, problemas con el equilibrio y pérdida auditiva irreversible. 

Pero además de lesiones en los oídos, puede ser contraproducente al aumentar el riesgo de que se cree un tapón de cerúmen, al empujar la cera hacia el interior del conducto auditivo.

Y por último y para derrumbar el mito de que la cera es algo sucio, el médico Kris Jatana afirma que "las dos grandes ideas equivocadas que suelo escuchar como otorrinolaringólogo son que los canales auditivos deben limpiarse en casa y que para ello se deben usar bastoncitos. Ambas son incorrectas". 

Además, los oídos se autolimpian sin ayuda alguna.