Se trata de un momento aterrador, en el que un paracaidista quedó inconsciente en un salto en caída libre, desde un avión a 3800 metros de altura.

Apenas después de tirarse, otro de los saltadores golpeó a James sin querer en la cabeza y perdió la consciencia.

Cuando el resto se dio cuenta que no respondía durante la caída, inmediatamente se acercaron, lo acompañaron hasta la altura indicada para abrir el paracaídas.

Una vez seguro y con el dosel desplegado, comenzó a recuperar la conciencia y logró aterrizar sano y salvo.