Como hizo el recorrido Amalia Granata de hacerse conocida por supuestamente haber tenido sexo con Robbie Williams y alimentar las pantallas con fotos y videos con poca ropa, a convertirse en una adalid de la familia y la moralidad, requiere de un estudio concienzudo.

Lo cierto es que se convirtió en una portavoz de los que piensan que los derechos de las minorías han ido demasiado lejos, que el aborto es un asesinato y que falta más religión y menos feminismo.

En el programa e Carmen Barbieri, a quien se la solía ver más amigable con el mundo gay y las persecuciones que sufren las mujeres trans, Granata disparó todo su veneno sin que nadie le pusiera un pero.