Para la oficial, más que grandes músculos se trataba de una gran mentira y por este motivo decidió concluir su conversación con Tomislav Boduljak, de 27 años, en una comisaría de Estocolmo, donde el musculoso individuo fue obligado a someterse a una prueba de orina.


Según la oficial las pruebas eran evidentes, ya que sus músculos "eran inusualmente gruesos" y sus brazos "particularmente formados", como consignó en su reporte, donde subrayó que se trata de un "claro signo de uso de esteroides".

El resultado del test confirmó la versión de Boduljak, cuyos fornidos brazos se limitaron a descargar su furia sobre el formato de queja oficial ante las autoridades, con el cual decidió sentar su protesta por el escepticismo de la oficial, para quien un concurso de fisiculturismo puede convertirse en un meeting de criminales.


Sin embargo, la prevenida oficial fue desvinculada de cualquier acusación por parte de las autoridades.