En un caso que parece casi increíble para ser verdad, doctores afirmaron que Kelvin Santos había dejado de respirar durante un tratamiento de neumonía en un hospital de Belem, al norte de Brasil.

Fue declarado muerto a las 19:40 del viernes y su cuerpo fue entregado a su familia en una bolsa de plástica. La familia devastada lo llevó a casa donde sus familiares celebraban su duelo durante toda la noche, con el cuerpo del niño en un ataúd abierto.

Pero una hora antes que su entierro se llevara acabo el muchacho, al parecer, se sentó en su ataúd y dijo: "Papá, ¿puedo tomar un poco de agua?".

El padre del niño, Antonio Santos, dijo: "Todo el mundo empezó a gritar, no podían creer lo que veíamos. Pensamos que era un milagro y nuestro hijo había vuelto a la vida.

Entonces, Kelvin volvió a recostarse, en la forma en que estaba. No podían despertarlo. Estaba muerto otra vez. Santos regresó rápidamente con su hijo al hospital Abelardo Santos en Belem, donde los médicos volvieron a examinar al niño y confirmaron que no tenía signos de vitales.

Él dijo: "Me aseguraron que él realmente estaba muerto y no me dieron ninguna explicación de lo que habíamos visto y oído".

La familia del muchacho decidió retrasar el funeral con la esperanza de que despertará de nuevo, pero acabaron enterrándolo a las 5 pm de ese día en un cementerio local, publica Informe21.

Convencido de que su hijo había sido víctima de negligencia médica, Santos registró una denuncia en la policía, donde pusieron en marcha una investigación.

Él dijo: "Quince minutos después llegar al hospital y lo llevaran para reanimarlo, vinieron, me informaron que estaba muerto y me entregaron su cuerpo. Tal vez no lo examinó correctamente. Los muertos despiertan y hablan. Estoy decidido a descubrir la verdad".