Estoy escribiendo esta columna y estoy incomoda, molesta, porque no le tendría que estar escribiéndola. O sí, pero no tendría que ser necesario. No tendría que ser necesario que tengamos que dar explicaciones sobre que el mundial, el fútbol y las mujeres van de la mano. Y no como un poster del auto que viene con la mina a modo de florero decorativo, sino que si me gusta y quiero hablar de este deporte lo puedo hacer y punto. Punto final.
No tendría que ser un segmento aparte "las mujeres y el mundial". Darle un espacio a mujeres sentadas en un panel hablando de fútbol no es inclusivo. La mirada femenina del mundial no tendría que existir porque simplemente solo importa que sepa y no con que órgano reproductivo vino al mundo. Sino con la misma lógica yo voy a hacer un panel que diga "la mirada masculina respecto de la economía Argentina y los Fondos Buitres" y a más de uno le parecería una ridiculez.
Es cierto que la historia y la cultura solo vinculó al hombre con el fútbol que a la mujer, pero década a década esa situación cambió y hoy por hoy está lleno de mujeres que alquilan una canchita de futbol para jugar con sus amigas, que esperan con ansiedad para ver los partidos de esta Copa y que van a alentar con la misma pasión que cualquiera al club de sus amores. Esta lleno de mujeres que estudian periodismo deportivo, que saben y mucho.
Paracaidistas del fútbol hay y va a haber siempre. Personas que no le interesa el fútbol más que prenderse a movida generalizada, en este caso llámese Mundial. Pero "paracaidista" puede ser cualquiera y tampoco tiene nada que ver el sexo. Aún veo discusiones de fútbol donde se desacredita a una mujer sólo por serlo y no importa que dice. "No vaya a ser que sepa más que vos y es una minita" dirá algún machista por ahí.
La intolerancia del comentario femenino respecto de este deporte no está erradicada, y en esta época de móvil a troche y moche siempre está el notero falto de ideas que se hace el gracioso y esconde en sus chistes la discriminación. Es cierto que hay periodistas deportivas que lograron hacerse un espacio, pero son las menos, y tienen que cumplir con más requisitos que los hombres: tienen que ser inteligentes y sobretodo lindas.
Todavía las publicaciones están orientadas al público masculino y con un concepto tan estigmatizado de poster de taller mecánico que mezclan noticias deportivas con minas en paños menores. La típica noticia lo linda que es la novia del jugador, lo linda que son las chicas en la cancha, lo linda de la conductora que, oh casualidad, sabe de fútbol. Tan obvio y chato que no se adapta a esta época de supuesta inclusión.
Incluso las revistas "femeninas" que tan mal le hacen al avance social y que reducen el mundo de las mujeres a la moda, el sexo, y la pareja, van a la cabeza del machismo en estas épocas de aire celeste y blanco. Los consejos para "no quedar como una pelotuda frente a la platea masculina" existen aún hoy en el 2014 y es un papelón. A las mujeres y a los hombres les pido, salgamos del frasco del machismo y animémoslos a interactuar sin preconceptos ni posturas con olor a naftalina.

Estoy escribiendo esta columna y estoy incomoda, molesta, porque no la tendría que estar escribiéndo. O sí, pero no tendría que ser necesario. No tendría que ser necesario que tengamos que dar explicaciones sobre que el mundial, el fútbol y las mujeres van de la mano. Y no como un poster del auto que viene con la mina a modo de florero decorativo, sino que si me gusta y quiero hablar de este deporte lo puedo hacer y punto. Punto final.

No tendría que ser un segmento aparte "las mujeres y el mundial". Darle un espacio a mujeres sentadas en un panel hablando de fútbol no es inclusivo. La mirada femenina del mundial no tendría que existir porque simplemente solo importa que alguien sepa y no con que órgano reproductivo vino al mundo. Sino con la misma lógica yo voy a hacer un panel que diga "la mirada masculina respecto de la economía Argentina y los Fondos Buitres" y a más de uno le parecería una ridiculez.

Es cierto que la historia y la cultura solo vinculó al hombre con el fútbol, pero década a década esa situación cambió y hoy por hoy está lleno de mujeres que alquilan una canchita de futbol para jugar con sus amigas, que esperan con ansiedad para ver los partidos de esta Copa y que van a alentar con la misma pasión que cualquiera al club de sus amores. Esta lleno de mujeres que estudian periodismo deportivo, que saben y mucho.

Paracaidistas del fútbol hay y va a haber siempre. Personas que no le interesa el fútbol más que prenderse a la movida generalizada, en este caso llámese Mundial. Pero "paracaidista" puede ser cualquiera y tampoco tiene nada que ver el sexo. Aún veo discusiones de fútbol donde se desacredita a una mujer sólo por serlo y no importa que dice. "No vaya a ser que sepa más que vos y es una minita" dirá algún machista por ahí.

La intolerancia del comentario femenino respecto de este deporte no está erradicada, y en esta época de móvil a troche y moche siempre está el notero falto de ideas que se hace el gracioso y esconde en sus chistes la discriminación. Es cierto que hay periodistas deportivas que lograron hacerse un espacio, pero son las menos, y tienen que cumplir con más requisitos que los hombres: tienen que ser inteligentes y sobretodo lindas.

Aún hoy en día continúan existiendo las publicaciones orientadas al público masculino que conservan el concepto tan estigmatizado de poster de taller mecánico que mezclan artículos deportivos con minas en paños menores. La típica noticia de lo linda que es la novia del jugador, lo linda que son las chicas en la cancha, lo linda de la conductora que, oh casualidad, sabe de fútbol. Tan obvio y chato que no se adapta a esta época de supuesta aceptación.

Incluso las revistas "femeninas" que tan mal le hacen al avance social y que reducen el mundo de las mujeres a la moda, el sexo, y la pareja, van a la cabeza del machismo en estas épocas de aire celeste y blanco. Los consejos para "no quedar como una pelotuda frente a la platea masculina" existen aún hoy en el 2014 y es un papelón. A las mujeres y a los hombres les pido, salgamos del frasco del machismo y animémosnos a interactuar sin preconceptos ni posturas con olor a naftalina.