En la última marcha de agosto realizada por trabajadores de la autopartista Lear, la protesta tuvo una característica particular: utilizaron autos particulares para recorrer la Panamericana y detenerse a la altura de la planta fabril, y así bloquear la autopista.

En esas circunstancias, se produjo un hecho poco menos que increíble: uno de los gendarmes salió del cortado de la autovía y se tiró –literalmente– sobre uno de los autos utilizados por los manifestantes, lo que fue captado por las cámaras, tomando estado público por estas horas.

Seguidamente y tras romper el parabrisas del vehículo, el gendarme simuló haber sido atropellado, rodando aparatosamente por el asfalto.

Parece que el resto de los efectivos de Gendarmería que presenciaron el hecho 'creyeron' la insólita actuación de su compañero de armas y procedieron a detener al inocente conductor en modo para nada suave.