La sala de teatro independiente La sonrisa de Beckett, ubicado en Entre Ríos al 1000, ciudad de Rosario, tuvo una original idea para que los asistentes a las funciones nocturnas pudieran estar más cómodos en su gran salón: antes del tarifazo, podían calentar el espacio con más horas de consumo eléctrico, pero ahora al reducir la totalidad de horas en que el sistema de calefacción permanece encendido, necesitaron repartir frazadas a los espectadores.

“No es que no prendemos la calefacción sino quedamos como tacaños. Pero la sala es muy grande, es un galpón acondicionado y es difícil mantenerlo caliente. Antes dejábamos desde la mañana prendido el aire calor pero ahora queremos reducir un poco el uso”, expresó Nacho Farías, responsable del lugar.

“La gente lo tomó muy bien, y agradeció la iniciativa. Además mientras se espera hay infusiones calientes para pasar el frío”, comentó en Sí 98.9, aunque temían que alguien reaccionara de mal manera.

La organización denunció la realidad que afecta no solo a “La sonrisa de Beckett” sino a un conjunto de espacios culturales, que resisten por mantenerse en pie a pesar de los altos costos que significa el mantenimiento de un espacio artístico.

En las declaraciones radiales, Farías recordó que el año pasado pagaban una tarifa de mil pesos, y este año se encontraron con una factura de 4500. Con un gran esfuerzo, decidieron mantener los valores de las entradas: estudiantes y jubilados pagan 50 pesos, y el resto de las ubicaciones, 150.