Miguel Ángel Delgado Oyola se hacía pasar por "sanador" y hacía "rituales" que incluian el acceso carnal. Con esa excusa violó durante 14 años a su hijastra.
El hombre fue condenado en San Juan a 19 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravado por la convivencia y su calidad de guardador de la víctima.
Pero, en diálogo con un medio local, el acusado dio una insólita justificación a su delito y dijo: "Yo no las violé, ellas me pagaban con sexo".
Según el hombre, "no eran así los rituales" pero argumentó que a veces las clientas no tenían plata para pagarle y le abonaban la mitad en efectivo, y la otra, con sexo.
Además, justificó su violencia contra las mujeres: "Yo le pegué, pero no sabía que cuando una mujer lo engaña a uno hay que regalarle un ramo de flores".
El caso de Bárbara Chaparro fue el que destapó los delitos de este hombre. Según se dio a conocer, llegó hace años a la casa de la joven para ofrecer sus servicios de curandero y dijo que podía sanar a sus hermanos menores a través de rituales que incluían accedeso carnal.
De esa manera comenzó una relación con la madre de Bárbara y la convenció de que su hija, que por aquel entonces tenía 15 años, debía mantener relaciones con él para curar a los otros dos chiquitos enfermos.
"Les ofrecía ayuda espiritual, rezábamos, además yo vendía productos online a base de yuyos que traía de Colombia, pero nada de curanderismo", expresó el hombre.

Miguel Ángel Delgado Oyola se hacía pasar por "sanador" y hacía "rituales" que incluian el acceso carnal. Con esa excusa violó durante 14 años a su hijastra.

El hombre fue condenado en San Juan a 19 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravado por la convivencia y su calidad de guardador de la víctima.

Pero, en diálogo con un medio local, el acusado dio una insólita justificación a su delito y dijo: "Yo no las violé, ellas me pagaban con sexo".

Según el hombre, "no eran así los rituales" pero argumentó que a veces las clientas no tenían plata para pagarle y le abonaban la mitad en efectivo, y la otra, con sexo.

Además, justificó su violencia contra las mujeres: "Yo le pegué, pero no sabía que cuando una mujer lo engaña a uno hay que regalarle un ramo de flores".

El caso de Bárbara Chaparro fue el que destapó los delitos de este hombre. Según se dio a conocer, llegó hace años a la casa de la joven para ofrecer sus servicios de curandero y dijo que podía sanar a sus hermanos menores a través de rituales que incluían acceso carnal.

De esa manera comenzó una relación con la madre de Bárbara y la convenció de que su hija, que por aquel entonces tenía 15 años, debía mantener relaciones con él para curar a los otros dos chiquitos enfermos.

"Les ofrecía ayuda espiritual, rezábamos, además yo vendía productos online a base de yuyos que traía de Colombia, pero nada de curanderismo", expresó el hombre.