En Santiago del Estero lo presentan como "un diálogo histórico". Es que el Papa Francisco conversó con los sacerdotes Joaquín Giangreco y Juan Ignacio Liébana, sacerdotes de Campo Gallo y Huachana que conducen un programa en una radio comunitaria de la parroquia Virgen del Carmen de Campo Gallo.

Minutos después del mediodía, el Santo Padre saludó a los religiosos y y bendijo a todos los habitantes de esa zona del interior santiagueño. "Los llevo dentro de mi corazón. El trabajo que hacen ustedes, a mí me hace feliz. Quiero enviar un saludo más grande y una bendición".

Francisco aseguró que el "pueblo no se equivoca y adora solamente a Dios", al tiempo que agregó: "Nosotros no somos guachos, tenemos mamá, la virgen, que el pueblo no la adora, sino que la quiere y la honra".

Además destacó la importancia de la Iglesia como institución. "Cuando la Iglesia está quieta, deja de ser Iglesia y es una asociación civil. A la Iglesia que no camina le pasa como al agua estancada, que es la primera que se corrompe", expresó.

"Cada uno tiene una función, cada uno tiene un trabajo que hacer, una vocación. La Iglesia se sostiene con la oración de los fieles. Por la plegaria, por la misa", aseguró Francisco.

Además, llamó a evitar lo que denominó críticas destructivas. "Siempre va a haber diferencia, va a haber pelea, pero hay que hablarlas. Y hablarlas con Dios. No hay que sacarle el cuero al otro. Lo que más le hace daño es la crítica destructiva. Andar sacando el cuero. Eso no es cristiano", manifestó.

En otro tramo de la conversación, el Papa fue consultado por la carencia de sacerdotes. Al respecto dijo: "La vida es para darla. Y así uno es fecundo. Si alguno siente que Dios le pide dar la vida en el sacerdocio, que no tenga miedo. Hay que apostar a cosas grandes. No en cosas pequeñas. Y si siente que Jesús lo llama a armar una familia, que sea una familia cristiana, grande, linda".

"Jesús es muy bueno. Jesús nos quiere. Dios nos ama. Dios nos espera siempre. Dios no se cansa de perdonarnos. Solo que seamos humildes y pidamos perdón, para poder seguir adelante. Dios nos hizo para que seamos felices. Dios nos acompaña. Cuando pasamos momentos de dolor, él los pasó primero. Y nos comprende de corazón. Pido al señor que Dios los bendiga mucho, les dé coraje de no dejarse robar la esperanza y sobretodo les dé una caricia y les haga sonreir", concluyó.