En la calle, por donde pasan autos, camiones, motos y colectivos, los valores extremos de contaminación sonora se ubican cerca de los 90 decibeles (dB). Pero bajo tierra, el ruido de los subtes porteños oscila entre 80 y 90 dB, con picos que superan los 100 dB.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ruidos por encima de los 70 dB comienzan a afectar la audición, y si superan los 90 dB se vuelven dañinos. De acuerdo con los parámetros utilizados por los especialistas, una conversación entre dos personas se desarrolla en los 65 dB. Cuando los ruidos alcanzan un valor de 85 dB se ingresa en el umbral de las molestias y en los 110 dB se llega al nivel de dolor o algiacusia.

"La exposición diaria a ruidos molestos por encima de 85 dB provoca el deterioro de la audición", aseguró la directora del Centro de Desarrollo Profesional GAES, Silvia Neto, una de las encargadas de realizar las mediciones de los valores auditivos en las seis líneas de subte. "La pérdida de audición por exposición a ruidos intensos es irreversible. Sólo se puede compensar con el uso de audífonos", informó.

La mayor contaminación sonora es en la línea D. En la estación 9 de Julio, al subir por una escalera mecánica, el ruido alcanzó los 99 dB y en el andén fue de 90,5 dB, mientras que la formación sobre las vías provocó oscilaciones de entre 85 y 90 dB y un pico de 101,5 dB.

En la línea E, cuando el tren se encuentra en la estación Jujuy el ruido arroja 86 dB en el sonómetro. En el viaje hay picos de entre 90 y 95 dB, mientras que la marca mayor fue de 98 dB.

Parámetros similares se observaron en la estación Corrientes de la línea H. En el andén, al ingresar un tren, marcó 91 dB, por encima del umbral de la molestia. Cerca de una ventana, los sonidos oscilantes llegaron a los 95 dB.

"Los individuos van acumulando horas de deterioro auditivo a medida que pasa el tiempo. Dos horas diarias ya es perjudicial", explicó Neto.

Los registros tomados en las líneas B y C son muy parecidos. En el andén, en ambos casos, la marca máxima alcanzó los 92 dB y la única diferencia estuvo en las vías: 88 dB en la B y 85 dB en la C.

Según informa el diario La Nación, un vocero de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) aseguró "que el mayor problema y donde se origina el ruido, es el material rodante" debido a que "el promedio de antigüedad de las flotas es muy grande" y son coches "que no se fabricaban con estándares de baja emisión de ruido".

Para apaciguar un poco el problema, instalaron algunos paneles acústicos en las líneas C y D y comenzó a renovarse la flota, pero con coches usados hace varias décadas en España, por ejemplo, que no respetan los estándares de baja emisión de ruido.

La Agencia de Protección Ambiental (APrA) estableció que en los andenes el nivel máximo no debe superar los 80 dB; el mismo valor se toma en cuenta para las formaciones, según las normas IRAM.

Sin embargo, todos los registros subterráneos se ubicaron por encima de esos valores y también de los máximos registrados en las esquinas más ruidosas de la ciudad.