El 30 de enero pasado, Romina Aguilar, de 32 años y embarazada, fue asesinada a balazos cuando subía a su camioneta Renault Duster. Dos hombres que circulaban en moto la arrastraron varios metros para matarla a balazos.

La mujer era la esposa del intendente de la localidad sanluiseña de La Calera, ubicada en el noroeste de la provincia, Diego Lorenzetti.

Tras el crimen, Lorenzetti, declaraba ante la jueza que investigaba el caso, Virginia Palacios Gonella, que antes del asesinato había recibido “amenazas graves” vinculadas a su "actividad política", aunque no había radicado la denuncia.

Así, la investigación comenzó a girar en torno a la posibilidad de que el homicidio respondiera a un móvil político-mafioso.

Finalmente, en la noche del martes, la Brigada de Homicidios de la policía sanluiseña detuvo al intendente, quien venía de participar junto a su hijo adolescente de una marcha en la que se pedía por el esclarecimiento del asesinato.

El arresto se produce luego de que se entregara Edivaldo de Oliveira Pereira, alias 'el brasilero', quien confesó haber participado en el crimen. El hombre trabajaba para Lorenzetti como jockey de sus caballos.