La medición interanual de consumo de vino en nuestro país registró un retroceso muy importante, una clara consecuencia de la caída en el poder adquisitivo de los salarios y los aumentos galopantes que afectan el bolsillo de los consumidores.

Según informó la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas en abril de este año se consumieron poco más de 67 millones de litros, es decir un 16,5% menos respecto al mismo mes de 2016.

La estadística además apunta que el 75,5% de ese consumo fue de vinos sin mención varietal, en otras palabras los más económicos, mientras que 20,3% correspondió al tipo varietal.

Si el análisis se aplica al consumo per cápita sobre la población mayor a 20 años, el consumo en abril fue de 2,27 litros, que se traduce en un 18% menos que el mismo periodo del año pasado.

En relación al negocio de la exportación, las bodegas perdieron casi 22 por ciento del mercado que atendían en 2016, con una suma de ventas en abril de 17,65 millones de litros.

Carlos Inannizzotto, gerente de Acovi y presidente de Coninagro, se refirió en declaraciones a LV10 de Mendoza a la crisis del sector: “La imposibilidad de acceder a los mercados internos, la caída del consumo interno, la alta presión impositiva, los costos y la inflación hacen que la imposibilidad de la producción primaria se sostenga y mantenga sus cultivos. Nos encontramos en un encierro“, explicó al tiempo que expresaba la falta de soluciones para evitar el deterioro de la actividad.