El cordobés está en el "pasillo de la muerte" hace 21 años, luego de que secuestrara y asesinara en 1995 a un vendedor de computadoras, junto con un cómplice mexicano.

Desde el juicio fue alojado en el pabellón donde se encuentran los condenados a muerte, pero su sentencia tuvo ibas y vueltas.

Recientemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó un informe para desestimar su muerte en manos del Estado norteamericano, pero fue desestimado por las autoridades. Era la última esperanza del argentino.

En vistas de estar agotadas todas sus etapas de apelación, la Justicia de Texas podría poner fecha para su ejecución en cualquier momento, y mandarlo a la inyección letal.

Su madre, Lidia Guerrero, contó el estado en que se encuentra Saldaño: "Llegó a pedir que lo maten. Cuando él está más lúcido es cuando menos resiste a situación".

"Está medicado hace muchos años, se la pasa durmiendo, ya en su segundo juicio él no debería haber sido juzgado, pero no permitieron que se le mostraran al jurado informes psicológicos", expresa la mujer.

La historia de Saldaño cambió las leyes del Estado, cuando su primera fecha de ejecución (18-04-2000) fue revocada por la Corte Suprema de Estados Unidos, tras reconocer que el proceso había tenido vicios racistas. Seguramente, por su condición de latino. Por eso se sancionó la llamada "ley Saldaño".

Su madre afirmó que el hombre "ha intentado cortarse las venas" dentro de la cárcel, en la que pasa 23 horas dentro de su celda: "Creo que le pasaría a cualquiera, son muchos años, es mucho sufrimiento, es mucho dolor".

"Hace 21 años que venimos esperando, yo no digo que no sea culpable, pero no se merece la pena de muerte", agrega Lidia.