La noche que Lizbedt Camacho Siles fue asesinada, había terminado de festejar su cumpleaños, junto a sus vecinos, sus hijos y su pareja, Álvaro Ledesma Chávez, quienes habían decidido venirse desde Bolivia a la Argentina para conseguir trabajo. 

Pero esa noche del 25 de julio de 2015, encontró la muerte Lizbedt en manos de su pareja y padre de sus dos hijos de 4 y 5 años. 

El 7 de noviembre del 2016, el Tribunal Oral Criminal numero 4 de La Matanza le dictó la reclusión perpetua a Ledesma Chávez por los delitos de "homicidio agravado por el vínculo" y " por haber sidoperpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género". 

El juez Franco Fiumara, presidente del tribunal, basó su análisis en el estudio que realizó la psiquiatra forense que habló con el femicida: "La trataba como un objeto", sentenció.

El juicio duró una jornada, donde declararon ocho testigos, vecinos de la pareja, policías y especialistas. Los testimonios apuntaron a una sola persona: Ledesma Chávez, quien asesinó a su mujer en la casa que habían comprado hacía pocos días en la localidad de Virrey del Pino, y que además, cometió el femicidio delante de sus hijos. 

Según los relatos de los presentes, luego de una reunión con los vecinos para celebrar el cumpleaños de Lizbedt, la pareja sólo había tomado unas cervezas y apenas habían comido algo. Pero en la madrugada, un vecino escuchó gritos y salió a la calle, cuando vió a la víctima gritar, correr y caer desvanecida en la vereda. Junto a otros dos vecinos ayudaron a la mujer y la entraron a la casa, donde llamaron a una ambulancia y a la policía. 

Ante el hecho, Chávez le suplicó a la policía que ayuden a su esposa, "porque se está muriendo". La mujer yacía inmóvil, boca arriba, con la cara y el cuerpo cubierto de vómito. "Está mamada y necesita ayuda", dijo el dueño de la casa. Recién la médica que llegó con la ambulancia confirmó que estaba muerta.

Los vecinos creyeron que se desvaneció culpa del alcohol, pero lo que había sucedido realmente fue que su pareja le dio un fuerte golpe en el rostro. Luego con los estudios forenses se supo que la mujer había muerto por asfixia mecánica: la habían ahorcado con una sola mano. 

Luego del hecho, el hombre fue detenido, y como parte de la investigación, fue investigado por un perito psiquiatra, quién según su testimonio, Chávez "cosificaba a las personas" y agregó que "despesonalizaba a quienes lo rodeaban y los trataba como objetos", entre ellos, a su esposa. 

Para llegar a esa conclusión, la psiquiatra contó que Ledesma Chávez le dijo durante la entrevista que "a las mujeres se las manda", además de haber admitido de haber "cascado" a su esposa en más de una ocasión cuando ella no cumplía con lo que él le pedía. 

Gracias a esta pesquisa psiquiátrica, Álvaro Ledesma Cháves fue condenado a reclusión perpetua, y recién podrá pedir por su libertad condicional dentro de 35 años. Los hijos de la pareja, quienes estuvieron presentes en el crimen, quedaron al resguardo de una tía en la Argentina.

Si bien el caso no estaba caratulado como "femicidio", los magistrados adoptaron el agravante de la violencia de género en base a la prueba de la  "cosificación" y de las "golpizas permanentes por no cumplir órdenes", y la reclusión perpetua fue dictada por unanimidad entre los tres jueces del Tribunal. 

Los magistrados, Franco Fiumara, Gerardo Gayol y Nicolás Grappasonno, se basaron en el inciso11 del artículo 80 del Código Prnal, que luego de la modificación realizada en 2012, prevé la pena máxima para aquél que matara "a una mujer cuando el hechosea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género.