Como en los peores años de la crisis que desembocó en diciembre de 2001 y continuó hasta 2003, en los barrios más populosos del conurbano volvió aquella práctica que ayudó a sobrevivir a muchas familias.

En efecto, vecinos, trabajadores cuyos sueldos ya no alcanzan y otros que quedaron sin empleo volvieron a implementar improvisadamente el trueque, intercambiando productos de primera necesidad entre sí.

Un signo elocuente de las consecuencias nefastas del plan económico-social instrumentado por Mauricio Macri.