Aunque en la Avenida Maipú no se veía presencia de ciudadanos enojados, el mandatario no quizo correr riesgos. Sabía que las excusas que tenía para dar sobre el escándalo del Correo o del papelón "matemático" en el cálculo de las jubilaciones, podían enervar a un pueblo que ya no aguanta su brutal ajuste.

Vallas, oficiales de la Federal, camiones hidrantes, gendarmes: un collage policial listo para reprimir cualquier protesta espontánea, esas a las que más le teme el Presidente, que acorralado salió a "chamuyar" sobre los errores de su gestión.