El operativo de Otranto: maniataron al principal testigo como si fuera un delincuente
Con 300 efectivos de la Policía Federal, Prefectura, Grupos Especiales, buzos, canes, drones y dos helicópteros, el juez de Esquel encabezó un rastrillaje sorpresa en Pu Lof en Resistencia de Cushamen, donde había solamente tres mapuches. Uno de ellos Matías Santana, el principal testigo de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, estuvo maniatado durante las 12 horas que duró la requisa.
Sin dar el aviso pertinente a las partes involucradas, la policía provincial cortó el acceso a la Pu Lof en Resistencia de Cushamen sobre la ruta nacional 40 a las 5 de la mañana del lunes, garantizando la imposibilidad de que nadie que no fuera miembro de las fuerzas interviniera en la requisa que se iba a extender durante 12 horas en la comunidad mapuche. Un operativo sin validez legal y de características irregulares, así se puede resumir el accionar del juez Guido Otranto.
A las 7 ingresaron violentamente, como si se tratara del ingreso cinematográfico a una cocina de cocaína, fuertemente armados y revolviendo las humildes casas de los pobladores.
El objetivo era buscar objetos de Santiago pero no encontraron nada, incluso realizaron rastrillajes en la vera del río, donde los testigos afirman haber visto a la Gendarmería llevarse un bulto celeste -lo identificaron por el color de la campera- que también tuvieron saldo negativo.
Mientras el principal testigo Matías Santana fue tratado como un delincuente, maniatado y privado incluso de tomar agua, también detuvieron a Elizabeth Loncopan, por resistirse a dar su nombre en plena requisa.