Es tan difícil entender lo que sucedió en las inmediaciones de la sede del gobierno nacional, en un nuevo aniversario de la fiesta patria más importante, que no deja de asombrar. Hace tanto tiempo que nos acostumbramos a celebrar todos juntos, que la exclusión -al estilo sector VIP de cualquier evento de ámbito privado- choca con la lógica del espíritu patrio. 

La opinión que compartieron tanto elexvicepresidente Carlos Ruckauf como los periodistas de Desayuno Americano suena a preocupación verdadera, pero pierde el foco sobre la importancia de lo que este día significa para los argentinos. Lo que se ve detrás de esta maniobra es la intención de evitar que nuevamente una plaza colmada se proclame contra el jefe de estado, en sus narices.

Después de 12 años en los que el 25 de mayo unió a los ciudadanos con un sentimiento patriótico, en fiestas que año a año se fueron superando en cantidad y calidad de espectáculos gratuitos e integración para el conjunto de la sociedad, llegamos a un 25 de mayo con la plaza cerrada. Algo que jamás creímos que podría pasar: Mauricio lo hizo. Bravo presidente.