En una investigación realizada por Alfredo Dillon, para Clarín, queda demostrado cómo "La universidad introduce una lógica diferente en la cárcel, y sus efectos superan los de cualquier propuesta ¨resocializadora´”.

“No es el castigo lo que transforma la conducta humana, sino la educación. La universidad no solo aporta una herramienta laboral, sino que reconstruye la humanidad que la cárcel aniquila. La educación es lo único que produce verdadera inclusión social; es lo que nos permite proyectar un futuro diferente del pasado que nos trajo hasta acá”, indicó uno de los presos estudiantes en diálogo con Dillon. 

En el  programa de la Universidad de Buenos Aires- que incluye a la cárcel de Devoto y penales de Ezeiza- se dicta el CBC y las carreras de Ciencias Económicas, Sociales, Exactas, Derecho, Filosofía y Letras y Psicología; siendo la más elegida es Abogacía (60%), seguida de Sociología y Contador Público. Hasta el momento ya hay unos 500 egresados en un programa en el que participan unos 3000 alumnos; muchos de los cuales terminan sus carreras al salir de la prisión. 

“La universidad no es medicina contra el delito, no es su función bajar la reincidencia. Pero lo que logra la UBA muestra lo que podría ser el país si el Estado invirtiera lo necesario en educación –reflexiona Leandro Halperín, ex director de UBA XXII–. No es casual que la seguridad y la educación estén en crisis en Argentina; sin educación no hay oportunidades de elegir. Claro que la falta de educación no explica todo el delito: ¿cuántos poderosos roban en saco y corbata?”

Fuente: Clarín.