El cuerpo de María Teresa Valente, de 62 años, se encontraba con sus pies dentro de su pileta y con el cuerpo recostado sobre el borde, en un lujoso chalet en Parque Leloir, en el partido bonaerense de Ituzaingó.

Quien la encontró, fue su empleada domestica cuando llegó a la propiedad el sábado pasado por la mañana y se comunicó con la hija de Valente, que vive cerca. 

Al llegar médicos y un móvil policial, no se vieron en un principio signos de violencia, por lo que se creyó que había muerto por causas naturales, y según fuentes policiales, en el lugar no había desorden que indicara que hubo un intento de robo ni signos de violencia en los accesos a la mansión.

Pero la historia dio un giro rotundo 24 horas después con la la autopsia que reveló que Valente fue asesinada y murió por asfixia respiratoria mecánica.

La víctima estaba separada y vivía con su hijo, quien contó que el viernes a la noche salió con su novia y no regresó hasta el día siguiente. 

"El cuello no presentaba marcas. Se supone que el asesino utilizó una tela para ahorcar a la mujer", afirmó una calificada fuente judicial.

También habló un familiar de la víctima que constató que en el inmueble no faltaba nada de valor, por lo que se descarta que el asesinato haya sido por robo. 

El crimen es investigado por María Laura Cristini, de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) N° 2 de Ituzaingó.