Cuando crecés y sos mujer, te enseñan a ser delicada, prolija, alineada, hablar bajito, sonreír y ocupar poco espacio. Juro que es así. Juramos millones de mujeres que nos dimos cuenta de que es así. A los hombres no. A ellos les enseñan a hablar fuerte, a no ser tímidos, a ser rudos, a hablar directo y a ocupar el espacio como forma de poder. Ellos juegan a descubrir territorio, nosotras a que nos descubren. 

Ta. Nada nuevo a lo que venimos diciendo siempre, ¿no? Bueno, sí, hay muchas cosas naturalizadas que están mal y que todavía mucha gente no ve con claridad. Eso que puse arriba, lo de no ocupar espacio y ser silenciosas, va con nosotras a todos lados. Hasta en los bondis. Hay una clara imagen de dominación en cómo se sienta un hombre y cómo se sienta una mujer, más allá de sus ovarios y testículos. Tiene que ver con quién lleva "los pantalones puestos". No sólo hay que ser poderoso, también hay que parecerlo. 

Desde el diario Infobae, la periodista Claudia Peiró, lanzó una nota cuestionando al movimiento feminista por la campaña anti 'Manspreading'. En su artículo habla de la denuncia del escritor español Javier Marías que sostiene que ahora "se le busca machismo a todo" y ella le da la razón al asegurar que pedirle a los hombres que ocupen menos lugar al sentarse, es demasiado. 

Cuando me pasaron esta nota para responder, primero hiperventilé y luego decidí hacerla lo más seria posible. Sin comentarios personales, ni enojos ni ironías sino la simple y puntillosa verdad a la cual, calculo, no acudió la periodista al hacer su nota. Bueno, claramente no pude, pero aún así utilizaré los datos duros para refutar semejante artículo malintencionado. Porque si bien hay verdades relativas, hay también ciencia y biología que, en este caso, están a nuestro favor. 

Voy a explicar. El manspreading es un término incorporado al Diccionario de Oxford en agosto de 2015, y habla de la postura de piernas abiertas que algunos hombres utilizan cuando se sientan ya que el ángulo que forman al hacerlo es superlativo y eso le quita lugar al resto del mundo. En el subte ¡hasta pueden ocupar dos asientos en vez de uno por estar con las piernas abiertas!

La nota de Infobae indica que "quejarse" de eso es un abuso ya que los hombres, pobrecitos, tienen algo entre las piernas que les impide sentarse en una posición que no moleste al resto y lo llaman "colonización testicular". 

Un usuario de Twitter, que desde ese día pasó a ser uno de mis héroes, subió a dicha red social la explicación exacta de por qué está mal que los hombres se sienten así. Un hilo de tuits que deja hundida a la nota de Peiró, bajo tierra cinco metros. 

Para finalizar, quiero agregar algo respecto al título del artículo y a lo violento que es que sea una mujer la que está convencida de que pedirle a los hombres que se sienten ocupando menos lugar es colonizar sus testículos. En un mundo en donde el cuerpo de la mujer está apresado y encadenado a una cama para ser violado las 24 horas del día, en el que luchamos por ocupar lugares de poder y trabajamos más que los hombres para conseguir que nos escuchen y nos tomen en serio, en una sociedad que fomenta la violencia hacia nosotras, justifica a quien nos viola, perdona a quien nos asesina por querer ser libres, en este planeta injusto en el que se nos amputa el clítoris o morimos lapidadas, decir que nostras queremos colonizar sus pelotas por pedirles el mismo espacio público, es lisa y llanamente una forrada.