El jueves en el senador, Cristina Kirchner cruzó fuerte a Martín Lousteau cuando el senador radical intentó cuestionar las normas del quórum para la sesión del día. “Me enseñaste vos con la 125”, le retrucó Cristina y con le recordó su responsabilidad en el conflicto con el campo de 2008.

Bien, por la noche Lousteau salió al aire en La Nación+, donde dijo que la vicepresidenta “no se hace cargo de nada”. Y advirtió: “Fue uno de los muchos cruces que tenemos con la vicepresidenta en el Senado. Permanentemente tenemos cruces, fuertes”. 

Pero lo mejor llegó después cuando el candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad, consideró: “A mí lo que me asombra es el nivel de cinismo creciente de la vicepresidenta. No se hace cargo de las medidas que tomó cuando era Presidenta. Yo me equivoqué. Pensé en su momento que iba a poder moderar el daño que iban a hacer Moreno y ella, pero debería haber renunciado antes”. 

Pero si te echaron Martín. Qué pena que en los estudios de LN+ nadie corrigió el detalle. 

Qué fue la 125 

Corría 2008 y el  –que se había impuesto en las presidenciales con el 45,28% de los votos– tras cuatro años de mandato de Néstor Kirchner. 

En 2008, primer año de gobierno de CFK, el precio de los productos agropecuarios alcanzó su máximo histórico y los exportadores cosechaban ganancias inéditas. La soja, puntualmente estaba a punto de llegar a un récord de 600 dólares por tonelada. 

En ese contexto, a instancias de la presidenta de la Nación, Lousteau –ministro de Economía, hoy enemigo acérrimo de medidas de alcance solidario que en esa época defendía– propuso crear un Fondo de Redistribución Social. Este se financiaría con un esquema de retenciones impositivas móviles a la soja, hasta el momento fijas en un 35 por ciento. 

La iniciativa, conocida como “Resolución 125” establecía que quienes exportaran más de 750 toneladas de soja por mes pagarían al Estado una tasa ampliada del 44 al 48,7 por ciento en función de la cantidad del cereal. Dicho sistema permitiría que el fondo solidario creciera proporcionalmente al precio internacional del commoditie. 

Los grandes emporios agroexportadores se opusieron al proyecto, pese a las cuantiosas ganancias recabadas en suelo argentino, y articularon una estrategia: disfrazar sus intereses empresarios particulares bajo la figura de una causa colectiva. Lograron -tractores, prensa y publicidad paga mediante- gran presión en las calles. A ellos se sumaron grupos poderosos con ánimo destituyente y los mismos opositores de distinta laya que hoy despliegan sus recursos contra todo sistema de tenor redistributivo en Argentina. 

Finalmente, “la 125” fue derogada en julio de 2008, luego de su tratamiento en el Senado de la Nación, cuando el vicepresidente Julio Cobos –quien también dio un giro ideológico a partir de su voto en contra de la voluntad redistributiva– evitó con su histórico “no positivo” la sanción de esa iniciativa.