Casi irrisorio cayó el discurso del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, de cara a los inversores españoles, durante su gira por el viejo continente. El objetivo es claro: conseguir inversiones a toda costa, para que los privados sean el motor de la levantada económica. Pero los argentinos tienen experiencia en la materia.

Tal como marca Zaiat, Prat Gay le pidió perdón (casi como una súplica) a empresas, las cuales muchas todavía operan en el país, y otras se fueron pero con varios miles de millones de dólares en los bolsillos.

Por ejemplo, la expropiación de YPF, que Prat Gay lamentó como una tragedia para los españoles. Solo en ese caso, la Argentina le pagó a la petrolera más de U$S 5.000 millones en bonos, por el 51% de las acciones de la firma.