Si bien es un guiño innegable con un sector del electorado de su espacio que lo mira de costado y prefiere elegir la mano dura de Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta sabe que la represión en Jujuy es un arma de doble filo.

Acostumbrado a las entrevistas complacientes en medios donde el accionar de la policía jujeña no se pone en discusión, el Jefe de Gobierno se vio envuelto en un diálogo inesperado con Daniel Murillo, conocedor de la problemática en las provincias del norte argentino, quien lo arrinconó con cuestionamientos sobre la gestión de Morales.

Larreta primero pidió orden y respeto en el ida y vuelta de preguntas y respuestas, y finalmente optó por la más fácil y lo dejó hablando solo.