Son dos especialistas en dar espectáculo y estaba claro que un cruce entre ellos no iba a pasar desapercibido. Bastó que Fernando Iglesias se defendiera de las denuncias por sus tuits violentos para que Alberto Samid recogiera el guante y de volea, la pusiera en el ángulo.

Sabido es lo flojo de papeles que está el currículum de Iglesias, que tiene poco recorrido para mostrar y que creció en exposición a partir de su gorilismo a ultranza, por eso Samid lo atendió recordando sus ‘logros’.