Como la política es el arte de lo posible, Javier Milei ahora abrazó muy afectuosamente a quien, hasta hace unos meses consideraba como “el representante del maligno en la Tierra”.

Pero como se ve que el Sumo Pontífice no guarda rencor y le deba haber aceptado las disculpas, en lugar de recriminarlo o hacerle una consulta meramente política, el Papa le preguntó si se había cortado el pelo.

Milei ràpidamente contestó que se lo había emprolijado y acto seguido le pidió permiso para abrazarlo, y a él le siguieron su hermana Karina y la canciller Diana Mondino.