El pasado viernes 29 de enero, hubo un nuevo y lamentable hecho de violencia institucional en la villa 1-11-14 de la Capital Federal. Sobre la calle Bonorino entre Riestra y Ana María Janner alrededor de las 21hs, la gendarmería, sin previo aviso y sin causa aparente, interrumpió con disparos de balas de gomas el ensayo de la murga "Los Auténticos Reyes del Ritmo".

A tan sólo una semana del feriado del carnaval, la Gendarmería Nacional del nuevo gobierno macrista decidió sembrar el caos al atacar con inusitada violencia la murga formada por más de 100 vecinos, la mayoría de ellos niños, muchos de ellos heridos por los disparos de balas de goma.

Los vecinos, testigos del hecho, aseguran que no existió motivo ni provocación alguna que explique el accionar irracional de los gendarmes. La murga agredida es reconocida por la comunidad por su mensaje de paz y alegría.

La versión de los efectivos de la Gendarmería intenta justificar la reacción oficial y el uso de armas de fuego, alegando un supuesto operativo en marcha. Sin embargo, la situación donde resultaron heridos dos agentes fue posterior a los hechos aquí denunciados.

Prueba de ello son las filmaciones obtenidas de los celulares de los vecinos, que muestran como el director de la murga intenta entablar un dialogo con los oficiales y es recibido con catorce impactos de goma en su cuerpo.

El saldo de este "exitoso operativo de seguridad" fue de ocho personas gravemente heridas, de los cuales cinco de ellas son menores y 2 se encuentran internadas con múltiples lesiones.

El día siguiente, las legisladoras del FPV Paula Penacca y Lorena Pokoik se hicieron presentes en el lugar junto a funcionarios de ATAJO, la oficina de acceso a la justicia de la Procuración General de la Nación para reunirse con los damnificados, relevar información y poner a disposición las herramientas legales para esclarecer los hechos y buscar respuestas ante los posibles excesos.

Este recibimiento prematuro y nada feliz del inicio del carnaval por parte de esta fuerza se seguridad nacional reafirma nuestra preocupación por el avance del estado policial en que se ha sumergido al territorio porteño desde el dictado de la emergencia en seguridad y el anuncio del traspaso de la Policía Federal a la Ciudad de Buenos Aires.

Represión, gatillo fácil, detenciones arbitrarias, y criminalización de la pobreza parecen ser la nueva moneda corriente de un cambio que propone retroceder el futuro hacia el pasado.