Hasta hace poco, los ministros como Marcos Peña acusaban a otros de padecer el mal del kirchnerismo, pero ahora el ojo del macrismo se posará en uno de los sectores de la población más vulnerables: Fernando Iglesias se quejó del crecimiento de pensiones a discapacitados y puso un manto de duda y sospechas, pero nunca advirtió que pudo ser fruto de un avance en materia asistencial. Prácticamente es como si estuviese pidiendo "que digan si son discapacitados" en lugar de "kirchenristas".

Mientras Iglesias se impresiona con la cifra de certificados otorgados en los últimos doce años, hay que contarle que según el último censo nacional, en nuestro país viven 5,1 millones de personas con algún tipo de discapacidad, es decir que queda mucho trabajo pendiente como para pensar en recortes.

El reclamo y la defensa del ajuste es triste, miserable y totalmente fuera de lugar. El candidato a diputado en la lista de Cambiemos por la Ciudad comparó el mejoramiento de certificados y la mayor expectativa de vida, con el resultado de un conflicto bélico cuyos soldados sobrevivientes obligan a un Estado a dar pensiones especiales por heridas graves.

El presidente de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales(CNPA) Guillermo Badino señaló que "en el año 2003 había 180 mil pensiones otorgadas bajo estas condiciones, y entre 2003 y 2015 esa cifra se multiplicó por diez, se llevó a 1.800.000 pensiones". Parece que este avance en materia de derechos creció demasiado para el gusto de esta administración nacional.

Con la excusa de atacar un supuesto entramado mafioso en el otorgamiento de certificados y registros mentirosos sobre los niveles de discapacidad, el recorte de este tipo de subsidios afecta a cientos de miles de familias que deben sostener a sus miembros, y lo hace a través de un filtro tan arbitrario como la posesión de un automóvil: una herramienta fundamental para que muchísimos discapacitados con dificultades motrices puedan desarrollarse e integrarse en la sociedad, ahora parece que es excluyente.

La hipocresía del macrismo es tremenda. En lugar de mejorar las pensiones y las vidas de este segmento de la sociedad, disfraza como "Plan Nacional de Discapacidad" una política de ajuste que refleja los valores sociales del Gobierno.

"Tenemos 5 millones de personas con discapacidad en el país y, sin embargo, cuando salimos a las calles no los vemos. ¿Dónde están? Todavía en sus casas, esperando una oportunidad, un entorno que facilite su integración verdadera para aportar toda la riqueza que llevan consigo. Generalmente, están más consideradas para el deporte, el arte, la cuestión más social, pero necesitamos que sean consideradas como actores económicos. Se piensa que el principal problema es la falta de accesibilidad, el tema de las escaleras y todas esas barreras, pero en realidad el principal problema está en la mente de las personas, en la cabeza de la sociedad que ve el déficit del otro, lo que le falta", explicaba la militante por los derechos de discapacitados, Beatriz Pellizzari, en una entrevista con La Nación hace un año.