A la hora de defenderse como un gato panza arriba, vale cualquier cosa. Se puede argumentar con solidez y seguridad o se puede disparar frases sin sentido para causar confusión.

Porque escuchar a Baby Etchecopar dar lecciones de hasta dónde se puede llegar en las canciones de protestas es querer normalizar la rebeldía.

Para fustigar a Lali y a Dillom por sus expresiones contra el Gobierno, Etchecopar los comparó con Joan Manuel Serrat o Atahualpa Yupanqui, a quien jamás hubiese reivindicado por sus posiciones políticas sino fuera que necesitaba utilizarlos para una chicana.