Fabián Doman es un fenómeno difícil de justificar. En un entusiasmo por sí mismo desmesurado llegó a considerarse un sex symbol y creer que podía sostener esa imagen por un tiempo, lo que lo desmintió tanto la realidad como las señoritas que contaron que les pagaba para que cenaran con él en restaurantes de moda, así lo podían retratar como un seductor.

En la política tuvo su momento de esplendor al frente de Intratables, donde hacía editoriales posando de ingenuo, pero que no tuvieron el menor rebote.

Llegó al fútbol postulándose a presidente de Independiente enfrentado a Moyano, con quien acordó al poco tiempo, para desvanecerse en la intrascendencia de la rosca de las internas del club.

Ahora se animó a un nuevo derrape, al sostener ante la sonrisa entre irónica y feliz de Jonatan Viale, que éste es el peor gobierno desde la vuelta de la democracia aun por debajo del de de la Rúa, porque en 2001 hubo "circunstancias negativas objetivas", como si una pandemia que paralizó al mundo y una guerra que hizo explotar el precio de los alimentos y la energía en el mundo fueran temas menores.