Si bien recientemente Javier Mieli había asegurado que en la campaña había moderado sus tonos y ya no gritaba ni agredía más, como el escorpión, está en su naturaleza y enseguida lo muestra.

En confianza, con Alejandro Fantino a quien le agradeció por subirlo a las grandes ligas, volvió a ser el de siempre y arrancó con su verba inflamada contra su enemigo favorito.

Atacando a la clase política -esa entelequia que cada uno podrá imaginar en su cabeza y sirve a gusto de cada elector- Milei dijo ser el único que no está contaminado, el verdadero outsider.

Sin embargo parece poco creíble cuando esta semana acordó con Luis Barrionuevo -más casta no hay- para que arme la mesa sindical que lo apoye.