Las cartas están echadas y la mano es muy favorable para la defensa de Cristina. Pero el tema es saber qué tan limpia es la partida.

El pleito se dirime en la Justicia, el poder puesto en discusión en esta causa donde la supuesta corrupción en las obras de Vialidad no aparece y la forma de un juicio puramente político se hace cada vez más evidente.

Eso no le impidió a Dalbón mandarlos a Luciani y Mola, a renunciar.