"El año pasado hubo una campaña muy fuerte para generar incertidumbre que se desmoronó en verano, que terminó con un récord histórico de turismo, y vimos un primer trimestre donde ha habido, más allá de la situación internacional, mejoras en algunos sectores como la construcción y básicamente el consumo", expresó el Ministro de Economía, Axel Kicillof, en una entrevista que publicó este domingo el Diario Tiempo Argentino.

A lo largo de todo el reportaje, el funcionario se refirió a diversos temas, dando detalles puntuales en cada una de las respuestas. Entre otros temas, analizó el escenario actual en torno a la disputa de la Argentina con los buitres y sobre la particular figura del juez de Nueva York Thomas Griesa. Además, cuestionó al precandidato presidencial de la Alianza PRO-UCR, Mauricio Macri, y también expresó su posición respecto al impuesto a las Ganancias.

ENTREVISTA COMPLETA:

–La disputa con los fondos buitres parece complejizarse cada día más.

–Lo insólito de la orden pari passu de (Thomas) Griesa muestra que la Argentina ha hecho lo que debía hacer. Venimos arreglando todos los temas pendientes que representó la hecatombe financiera de 2001, el default más grande de la historia. Básicamente nos hemos dedicado a llegar a acuerdos acreedor por acreedor, así que la verdad de la acusación de que la Argentina no llega a acuerdos no es cierta. Lo que pasa es que lo hizo con determinados principios que generan esta dificultad porque se comporta como un país soberano.

–Pero la pelea con los buitres tiene otras características, distintas al acuerdo como el que se llegó con Repsol por YPF, pues existe un fallo de un juez extranjero en contra e involucra a otros actores internacionales.

–Es lo mismo, el pari passu de Griesa va en contra de todos los principios financieros y pone en jaque a todos los principios internacionales. Esa orden de Griesa, lo que dice es que no se puede pagar a ninguno de los bonistas que reestructuraron la deuda hasta tanto no arreglar y pagarles a los fondos buitres. Entonces lo que está haciendo es poner adelante al 1%, que son los buitres, frente al 99 por ciento. Esa es la locura. Lo que está en cuestión ahí no es toda la deuda externa o interna argentina, lo que Griesa bloquea del pago es la deuda reestructurada del 2005 y el 2010. Trata de penalizar a la Argentina, pero básicamente apunta a los bonistas que acordaron con el país. Tratando de tenerlos de rehenes.

–¿Cuál es el rol del Citibank? ¿Por qué la Argentina decidió suspenderlo preventivamente para que opere en el mercado de capitales?

–Esto es muy complejo. Lo del Banco de Nueva York es un pago que hicimos de títulos de deuda bajo ley Nueva York. Estos bonos los tiene el BoNY y después hay otros bajo la ley argentina, y un pedacito chiquito de títulos de ley argentina los custodia el Citibank, que es una empresa argentina, que sacó registro y matrícula para operar en el país. Y cuando uno saca un registro para operar en un país se somete a las leyes de ese país. Nosotros le estamos reprochando al Citibank, es que Griesa en su intención de extorsionar al país junto con los fondos buitre, lo que ha hecho es decirle al Citibank de Estados Unidos que no deje al Citibank de la Argentina que opere con los títulos de deuda argentina en la Argentina. Y esto es un lío porque el Citibank ha abierto una sucursal en el país que debe atenerse a las leyes del país. Nosotros lo único que le dijimos al banco es: "Señores, ustedes tienen que someterse a la ley y no pueden hacer acuerdos afuera que pasen por encima de la ley".

–¿Pero qué ocurrió?

–El Citibank de Estados Unidos le pregunta a Griesa que debe hacer, los fondos Buitre le piden al juez que no deje pagar y Griesa dice no sé. Y cada vez que llega un vencimiento pide que se pague por única vez. Así hizo hasta que finalmente por un aumento de la presión del Citibank sobre el juez, Griesa dice: "Esos tampoco los puede pagar". Esto afecta un pedacito chiquito de lo que está en disputa, el 1% de los vencimientos se cursan por el Citibank, pero hay una cuestión conceptual y legal. Por más que sea poco significativo, el Citibank Argentina tiene que respetar la ley Argentina. Actúa mal porque le pregunta al juez lo que no tiene que preguntarle, pero después actúa bien porque en un escrito muy sólido le dice a Griesa que tiene que pagar porque se trata de un bono ley argentina. Y le dice: "Eso no tiene nada que ver con usted, Griesa, porque usted no tiene jurisdicción porque son bonos ley argentina". Además, le advierte que si no transfiere la plata a los tenedores de bonos puede perder la licencia en la Argentina, porque estaría incumpliendo leyes locales. Así se autoinculpó, porque a confesión de parte relevo de pruebas, pues hay un reconocimiento implícito. Y ahora el Citibank está incumpliendo la ley. Firmó un acuerdo con los fondos buitre que trata de transcurrir en esa frontera difusa de quedar bien con los buitre, no incumplir la ley argentina, quedar bien con Griesa pero deja desamparados a sus clientes (los bonistas) porque arregla irse del negocio. Fijate qué poder extorsivo que tienen los fondos buitre, potenciado porque hay un juez que les firma todas las órdenes.

"Cuando uno mira a quien ha elogiado Macri y que planes económicos ha aplaudido y como se ha parado de cara a este proceso político y a sus resultados, la verdad es que me parece que no hay que ser demasiado imaginativo".

–¿Pero qué va a pasar con la suspensión al Citibank para operar?

–Vamos a mantener la suspensión hasta que reviertan su medida.

–¿Griesa ha tomado decisiones que violan la ley de Argentina y de Bélgica?

–Ese es otro de los problemas. Griesa se ha erigido en un juez universal, con atribuciones universales.

–En este largo conflicto de la Argentina con los buitres, ¿cuál es el papel que ha jugado el sistema financiero internacional?

–Todos sabemos que el sistema financiero internacional tiene poder sobre los estados, sobre los poderes judiciales.

–Ahora, todo esto no plantea también una debilidad de los estados para poner un límite a los buitres?

–Absolutamente. No es sólo una debilidad fáctica sino también que existe un vacío regulatorio. Y tiene que ver una cosa con la otra. Si uno se remonta a la posguerra y a Bretton Woods e instituciones de la Segunda Guerra Mundial donde se forman el Fondo Monetario, el Banco Mundial y otra instituciones supranacionales, para regular las finanzas, algunas cuestiones vinculadas a los derechos de los países entre sí, donde se funda una suerte de poder protomundial es claro que la parte financiera, particularmente el FMI, no cumple las funciones que se habían definido en Bretton Woods. Había un proyecto que era el de Keynes y otro proyecto norteamericano de (Harry Dexter) White (fue director del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y trabajó en la conformación del FMI y el Banco Mundial en la posguerra, NdR) y se impuso el proyecto estadounidense y la crítica es que no alcanzaba a regular el sistema financiero, particularmente a los bancos de la zona dólar.

–¿Se puede comparar el conflicto con los butres a la quiebra de una empresa?

–Si una empresa quiebra el objetivo del Estado es que se le pague a los acreedores pero que también la empresa siga funcionando, las dos cosas. Esa es la lógica de una empresa normal pero los Estados tienen menos derechos que una empresa privada porque todos los Estados reconocen que cuando una empresa no puede seguir funcionando se va a una instancia donde alguien regula entonces se hace un acuerdo y todos tienen que respetarlo. En cambio, nosotros arreglamos con el 93% de los acreedores y quedó un 1% que reclama el 100% de los títulos de la deuda que compraron, entonces ese es un negocio especulativo extraordinario consiguiéndolo a Griesa que les ayudó un montón.

–Usted habla de Griesa pero lo cierto es que fue apoyado por un fallo en segunda instancia y cuenta con la anuencia de la Corte Suprema de Estados Unidos que no se expidió. ¿Qué lectura política hace de eso?

–Siendo más precisos fue el juez Griesa y después un sistema judicial que terminó actuando con la Argentina pero básicamente se sacó el problema de encima. La Corte Suprema de Estados Unidos trata pocos casos pero convalidó el fallo de Griesa. O sea que es todo el sistema judicial de los Estados Unidos. ¿Cómo lo leería yo? Efectivamente esto tiene un ribete de política internacional. No soy el principal analista en esta materia pero cuando uno ve algunas cosas que están pasando en la región, hace poco atestiguamos como el presidente de los Estados Unidos dijo que Venezuela era una amenaza para los EE.UU. y yo escuché acá en la Argentina al vicepresidente de Bolivia decir que más bien es al revés porque las democracias en la historia el accionar de los Estados Unidos ha sido un peligro para la región, así lo decía (Álvaro) García Linera. No miro esto con inocencia pero evidentemente lleva a un análisis geopolítico internacional con cosas que están pasando: la recomposición de la economía norteamericana y un liderazgo claro de la Estados Unidos, cosas que pasan en Medio Oriente, cosas que pasan en Europa, en países latinoamericanos, y con el precio del petróleo, la revaluación del dólar, y esto es una pieza en el rompecabezas. No es una cuestión netamente jurídica, porque los fondos buitre solos no podrían hacerlo.

–¿En este contexto internacional al que hace referencia, el modelo económico argentino es un peligro para el establishment?

–Tenemos un modelo económico que desde el punto de vista conceptual y su implementación está a contrapelo lo que son las políticas económicas para los países periféricos, con programas que les quieren hacer aplicar (y lo logran) a países como Grecia, Portugal, España, Irlanda, y aplican las recetas del Consenso de Washington,  que para prestarte más plata te exigen determinadas medidas que siempre son las mismas control fiscal, detener las obras de infraestructura, para con eso que ellos llaman `populismo´ y yo llamaría medidas económicas populares, en el sentido de que apuntan a ayudar a la gente. Ahora eso por el lado de las medidas económicas en su conjunto. Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández de Kirchner) han trabajado muy fuerte en esclarecer un poco la cuestión de que parecía que los planes económicos estaban por encima de lo que el Presidente quería. También antes el ministro de Economía era el que fíjaba la línea del Gobierno, ahora eso se ha invertido y lo que se ha puesto es un programa político a la cabeza, lo que sintéticamente nosotros entendemos como crecimiento con inclusión social. Y es importante porque la inclusión social no es un resultado del crecimiento sino una condición para el crecimiento, eso es muy distinto. Además, Argentina tiene un programa de reindustrialización del país. Nosotros pensamos en una Argentina industrial y eso no son los planes que el pensamiento único o la derecha tiene para la Argentina. Ellos quieren para la Argentina un país proveedor de materias primas, de bajo valor agregado y mano de obra barata y les alimenten los frutos del crecimiento, o sea los frutos del desarrollo, como decía (Raúl) Prebisch, de la periferia hacia el centro. Queremos reindustrializar la Argentina porque creemos que es el único plan económico que les da a la población una plataforma de sustentabilidad política para la Argentina porque este país no es pensable y lo hemos vivido durante más de 40 años con programas económicos de exclusión. Creemos que la inclusión social es el elemento que cohesiona y da fortaleza a un país.

–Va a haber elecciones, una de las posibilidades es que haya un cambio de signo político o que incluso algunos de los precandidatos del oficialismo tome un camino distinto al actual. ¿Piensa que el camino que encarna el macrismo es un regreso a la visión del Consenso de Washington o la continuidad de las políticas menemistas?

–Veo a los actores. Cuando uno ve una película y está harto de algunas caras que se repiten y con 65 años siguen haciendo el papel del muchachito que salva a la dama. Está fuera de época. Cuando uno mira los economistas que asesoran a Macri, cuando mira a quien ha elogiado Macri y que planes económicos ha aplaudido y como se ha parado de cara a este proceso político y a sus resultados, la verdad es que me parece que no hay que ser demasiado imaginativo. No es que me parece, estoy seguro que Macri encarna las políticas de los 90. Lo que veo y me parece un poco perverso es que todos esos economistas que aplaudieron de pie al menemismo y las flores que Macri le ha tirado a Cavallo y viceversa. Bueno todo eso se ve en sí mismo pero ellos lo ocultan. Veo que no hay un debate franco. Esta a la vista lo que somos, lo que hacemos y lo que queremos hacer también. Nuestro proyecto es de continuidad, pero no una continuidad sin cambio porque durante todos estos años pasaron cosas distintas. No hay un dogmatismo del Gobierno sino que nosotros pretendemos crecer, incluir, que se desarrolle el agro, la industria, es un balance, un equilibrio y la coyuntura internacional, se definen políticas. Tenemos un objetivo pero uno no se puede cazar con un martillo, que es un instrumento, y la economía es un instrumento para lograr resultados. Ahora Macri ha estado en contra de la estatización de YPF, en contra de la estatización de Aerolíneas. Bueno, ahora hay una alianza que encabeza el macrismo, una alianza que trae reminiscencia de la Alianza, pucha, han puesto la biblia y el calefón, aunque me costaría ver quién es quien. Es lo mismo que cuando miran despectivamente la AUH y los planes jubilatorios, o se oponen a las retenciones. Siempre lo han hecho a lo largo de su historia, porque no nacieron ahora, se han pronunciado a favor de todas las políticas de los 90 y en contra de todas y cada una de las políticas del gobierno. Entonces, están en elecciones, contratan algún encuestador y no puede vender dentríficos y quiere vender candidatos, y le dice usted ponga una sonrisa y para darle más carnadura a esto le preguntan a la gente: "Usted está de acuerdo en la YPF estatal" y responden que sí. Entonces, el mismo que votó en contra dice yo estoy de acuerdo con eso. Por eso les voy a pedir a la oposición que el asesor de marketing sea el ministro plenipotenciario,

–El martes hay un paro nacional de transportes y el eje central es el Mínimo no Imponible de Ganancias que pagan las personas físicas. El gobierno deslizó la posibilidad de modificar las alícuotas...

–Creo que sobre la cuestión del Mínimo no Imponible de Ganancias ha habido un avance en el debate de cara a los gremios. No hablo de los gremios que se han posicionado políticamente en otros partidos, apoyando otras fuerzas políticas sino del movimiento obrero en su conjunto. En la Argentina existe desde hace mucho tiempo, y uno de los principales impulsores es el presidente Perón, un impuesto a las Ganancias 4ª Categoría que comprende a un sector del asalariado. Pero es un impuesto a los ingresos altos.

–Pero los trabajadores no tienen Ganancias sino un salario…

–Se llama así pero grava el ingreso. Se llama 4ª Categoría porque se monta sobre el impuesto a las Ganancias pero es por técnica tributaria. No es un invento argentino, existe en muchos países, no es que lo inventó Perón, los países más avanzados del mundo, los escandinavos, Estados Unidos, la gente tiene un impuesto a los ingresos altísimo, grava el 50% de los ingresos. Vos ganás U$S100.000 y te quedan U$S50.000 y el resto va a parar al Estado. Y te movés una coma de eso y te hacen un agujero si no cumplís. Pero cuál es la lógica de este impuesto que, incluso los asalariados, los que más ganan, hagan su contribución a las políticas públicas que va a alimentar los planes sociales y las políticas. Son recursos que el Estado utiliza para alimentar su política económica, social y productiva. Entonces, una parte de los trabajadores tributa una parte de sus salarios que sirve para alimentar las arcas del Estado. Hasta ahí creo que hay una discusión previa en la que algunos decían: "El salario no puede pagar ningún impuesto". Para mí eso ya está saldado. Pasa en todos los lugares del mundo, donde el peso del impuesto a las Ganancias en la 4º categoría es mucho más importante. Y es progresivo: se cobra más a los que más tiene. Además, los que pagan impuesto a las Ganancias son el 10% de todos los trabajadores argentinos, o sea son 850.000 personas de una fuerza de trabajo de 11 millones. Afecta a la minoría que más gana, lo sé porque a mí me afecta el impuesto a las Ganancias, y yo debo ganar lo mismo que el gerente de una sucursal de un supermercado.

–Piensan mandar al Parlamento un proyecto para modificar las alícuotas?

–Creo que el Mínimo no Imponible está muy bien en el nivel en el que está porque se ajustó muy fuerte hace dos años y después lo de las alícuotas se puede discutir pero hay muchas formas de discutirlo porque creo que se basa en un engaño fomentado por un sector de la prensa que dice: "Todos los trabajadores están mal porque se les cobra impuesto a las Ganancias". Es más ahora reconocen que bajó mucho la inflación y entonces el problema para las Paritarias es el impuesto a las Ganancias.

–¿Qué alternativas existen dentro del Gobierno para solucionar el problema que hay en el sector inmobiliario a partir de las restricciones cambiarias?

–Comparto, como decía el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, que la Argentina tiene elementos de una economía bimonetaria. Siempre en los 40 años neoliberales fue más rentable el dólar que el peso, entonces el activo de referencia, la moneda como depósito de valor fue el dólar porque siempre a la larga como los gobiernos tenían una vocación devaluacionista, la gente se acostumbró a ahorrar en dólares, cosa que no pasa en otros países. Pero si la gente considera que la moneda de circulación legal no es un buen depósito de valor, el activos es otro, pasa al dólar. La cantidad de dólares en el país es desemesurada, la Argentina es el segundo o tercer país que más dólares tiene en el mundo. Acá hay una malformación económica que no es de ahora sino que viene de la hiper, de la devaluación recurrente, y eso vino alimentado de los 90 porque nosotros casi nos dolarizamos y hay gente que está acostumbrada al dólar porque hay bienes en dólares, se pagan facturas en dólares. Entonces la gente tiene como una aversión al peso y una atracción por el dólar. Yo se que hay economistas de la oposición que le echan la culpa a este Gobierno, dicen una cosa escandalosa, porque si uno tenía un peso en el banco y un dólar, en estos 12 años, le dio más el peso que el dólar, entonces, hemos pesificado la economía.

–Pero hay problemas concretos…

–Bien. Cada vez que hay inestabilidad financiera la gente se quiere refugiar en el dólar y ahí se produce lo que se llama como una corrida cambiaria. Es cuando algunos dicen va a haber megadevaluación el precio se va al tacho vamos al dólar. Y no hay dólar que alcance. Y que es lo que pasa la gente quiere comprar dólares con sus ingresos corrientes. Se vuelca al dólar, lleva esos dólares financieros. Y eso lo hacen dos grupos: el hombre de a pié, que en la jerga financiera se conoce como el perejil, que lo fuerzan a comprar dólares como los grandes tenedores, que van y compran dólares y fuerzan una devaluación extraordinaria. Entonces, los inmuebles hace mucho tiempo que compiten con el dólar no con el peso y entonces empezaron a revalorizarse en dólares.

–¿Qué se puede hacer al respecto?

–Se han hecho muchas cosas. Acá hay muchas propiedades que se ofrecen en pesos. Pero qué pasa, el que tiene un departamento como instrumento de ahorro piensa que tiene el departamento o los dólares que vale pero no los pesos porque no es para su uso sino para atesorar. Entonces, nos hemos acostumbrado a que dos personas que quieren vivir y no se va a quedar con el departamento se ve impedido porque el otro le pide dólares en efectivo. Estas son dificultades de la economía argentina que no creamos nosotros. En los 90 Cavallo dolarizó la economía para resolver esto, entonces dijo que cada peso era un dólar, pero la gente no le creyó y esto en lugar de darle fortaleza al peso, dolarizó aún más la economía. Entonces, para sostenerlo había que endeudarse y darle dólares a todo el mundo. Esto que parece una solución a las restricciones cambiarias nos llevó a la peor crisis de todo el mundo (2001-02). Esa no es la solución. La otra es que la gente haga este cambio, y está ocurriendo, la gente se ha acostumbrado a que cuando va a comprar una casa puede estar en dólares. Pero es un problema cultural de mucho arraigo pero la gente está empezando a confiar en la moneda. Ahora si los candidatos de la oposición ya empiezan a hablar de que si llegan al poder van a devaluar, van a endeudarse y van a cambiar todo, también eso genera ruido. Me parece que el camino es darle certidumbre a la gente. Una persona en la Argentina quería convertir los pesos a dólares y comprarse un departamento en Miami. Y me pregunta como van a trabajar ese problema y vamos a tratar de que deje de pasar. Yo prefiero que sí un empresario gana plata en lugar de comprarse un departamento en el exterior sin declarar lo invierta en el país. Y eso ha ocurrido y se ha hecho muchísimo, y ha obtenido resultados en el camino de la pesificación y la inversión nacional. Ahora bien falta mucho camino por recorrer y mientras tanto hay que transitarlo.

–¿Usted cree que detrás del discurso devaluatorio se esconde la idea de salir a tomar deuda?

–No me cabe ninguna duda de que el año pasado trataron de crear un escenario económico caótico para imponer un ajuste después, si podían para echar al Gobierno. No tengo duda, de que fue una maniobra y que hubo un instrumento de propaganda, de agitadores, que se dedicaron a decir que la economía va mal. Hicieron una campaña dirigida para decir que los argentinos estaban en el peor de los infiernos.

–¿Qué va a pasar con la economía, teniendo en cuenta que la situación de Brasil no es buena y, por otro lado, la Argentina cada vez que quiere dinamizar el consumo se encuentra con dificultades asociadas a las restricciones externas?

–No hay un cepo en el sentido que lo tratan de poner porque de hecho hemos vendido U$S4.000 millones a gente que los tiene en el colchón, tampoco lo prohibimos. Lo único que les pedimos, que tal vez es mucho para algunos, es presentar una justificación de los ingresos y no compren con plata que no se sabe de dónde sale, porque eso está más cercano al lavado de dinero que de la compra para atesorar. Y después lo otro es parte de la administración, una economía en crecimiento, pregunte a cualquier funcionario de países que han crecido mucho como la China, y es la administración. Se fomenta el consumo interno y a veces la exportación, porque si tiene mucho dirigido a la exportación descuida el mercado interno y tiene salarios bajos pero si sube mucho los salarios se encarecen los bienes para exportar. Es todo un equilibrio. No es una receta de remedio. La economía es un continuo balance de diferentes fuerzas y una implementación de diferentes medidas y que tiene múltiples objetivos. Por eso cuando los economistas muy reconocidos, que son reconocidos porque apoyaron la Convertibilidad a muerte y después dijeron que el dólar iba a estar a $20, son tipos muy serios. Pero cuando ellos dicen sacamos el cepo en dos días, primero me pregunto a qué llaman cepo, y no me lo saben contestar, al hecho de hacer alguna administración de comercio exterior. Porque su objetivo es abrir las importaciones de forma indiscriminada aún a precio de dumping y fundir a toda la industria.

La economía en un año electoral

–¿Cómo ve la evolución de la economía en un año electoral?

–El año pasado hubo una campaña muy fuerte para generar incertidumbre que se desmoronó en verano, que terminó con un récord histórico de turismo, y vimos un primer trimestre donde ha habido, más allá de la situación internacional, mejoras en algunos sectores como la construcción y básicamente el consumo.

Comparado con el año pasado hubo una enorme desaceleración de los precios que han tenido que reconocer todas las consultoras a pesar de su falta de transparencia metodológica e intencionalidad política.

La medición que da a conocer la diputada del PRO Patricia Bulrich pasó de dar 6 a 1,5 por ciento. Comenzamos el año con una profusión de instrumentos para favorecer el consumo que tendrá un impacto multiplicador para la producción.

Desde mi perspectiva, veo el año muy bien respecto del año malísimo que nos pintaban el año pasado. Lo más complejo es el contexto es Brasil, Rusia y Europa que no mejoran, lo mismo que China, que este año no va a llegar al 7por ciento de crecimiento.

Políticas hacia el agro y la industria automotriz

–¿Ha habido un cambio en la política hacia al campo a partir de las medidas que se tomaron últimamente?

–El campo es uno de los principales damnificados por lo que está ocurriendo en los mercados internacionales de commodities porque la verdad es que hay algunas producciones donde la Argentina es exportador neto, donde exporta el 95% de la producción. Depende exclusivamente de los precios internacionales la rentabilidad de este sector. En el caso de los pequeños productores, una caída del 30% del precio en una extensión que produce 100 o 200 toneladas representa una pérdida muy elevada de los ingresos que les afecta la rentabilidad. Entonces lo que se ha diseñado es una medida para que los productores más chicos tengan un fondo de estímulo para que puedan seguir produciendo y no abandonen sus campos, no se vean forzados a venderlos o alquilarlos a grandes propietarios o pooles de siembras. Y esto se ha acordado punto por punto con aquellos que representan al grueso de los pequeños productores que es la Federación Agraria, que tenía un reclamo histórico que era que la segmentación de todas las políticas del Estado, incluidas las retenciones, estén vinculadas al tamaño de la explotación. El reclamo estaba desdibujado porque había una unidad entre los pequeños productores y los grandes. Hoy eso sale a la luz y el gobierno responde y destina $ 2500 millones a atender este problema actual de los pequeños productores.

–¿Con la industria automotriz se va a hacer algo?

–Se ha hecho mucho. La industria automotriz tiene un problema, que el 60% de la producción va a Brasil así que si este país tiene algún problema en la demanda, esta industria y las encadenadas sufren. Hemos hecho el Pro.Cre.Auto, hemos trabajado el requisito de divisas, hemos trabajado también con favorecer a los autos que se producen internamente en detrimentos de los que son sólo importados. Por eso pusimos impuestos a los autos de alta gama. En este momento lo que hemos llegado a un acuerdo con el sector para que no haya problemas laborales ni productivos. Hay que recordar que el año 2013 fue un año absolutamente récord donde se vendieron un millón de vehículos, con un componente muy fuerte de vehículos importados porque sólo el 40% de lo producido acá van al mercado interno, todo lo demás son importaciones. Entonces, lo que se llama crisis automotriz tiene que ver con un problema de exportación y más demanda interna para sustituirla. Muchas veces los modelos que se demandan acá no son los que se producen acá y esta es una decisión de las automotrices, entonces hay una especie de cuadratura del círculo.