“Hablaban de ´La Salida´, y quienes terminaron saliendo fueron ellos”, ironizó recientemente Nicolás Maduro, durante su programa radial y televisivo “En Contacto con Maduro”, sobre la realidad política de la oposición venezolana. ¿A que se refería? Al paso al costado que decidió dar Ramón Guillermo Aveledo como Secretario General de la MUD, plataforma que llevó en dos oportunidades a Henrique Capriles como candidato presidencial. Una de las caracterizaciones de Maduro sobre el tema refiere a que los sectores más conservadores dentro de la MUD habrían desplazado a Aveledo ante la participación de este en los sucesivos diálogos que impulsó el gobierno bolivariano tras los violentos hechos de febrero y marzo.

La reconocida opositora María Corina Machado, una de las caras visibles de lo que fue el operativo “La Salida”, junto a Leopoldo López, se encuentra ahora impulsando el denominado “Congreso Ciudadano”, apostando a construir por fuera de la MUD -nuevamente-. Machado expresa un ala radical sin atenuantes dentro de la derecha venezolana, que no quiere hacer ninguna “concesión” a Maduro. Su discurso toma primordialmente el eje de la seguridad, dejando en otro orden de prioridades la estructura productiva del país y la participación popular en la toma de decisiones.

El reciente III Congreso del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) mostró una creciente solidez partidaria detrás de la figura de Nicolás Maduro, quien también fue electo presidente del partido. Atrás quedaron las cartas del ex ministro Giordani, replicadas por los medios de comunicación más conservadores del país, buscando generar fracciones en el partido gobernante. El PSUV decidió en este evento continuar organizado en las casi 14 mil UBCH (Unidades Bolívar Chávez), instancias de deliberación política que este partido ha decidido darse en el último año. Además, los documentos emanados del Congreso destacan que “el mundo multicéntrico, pluripolar, y la unión latinoamericana y caribeña carantiza la paz y el equilibrio en el planeta”, retomando la reciente cumbre UNASUR-BRICS que tuvo lugar en Brasil, y demostrando la vinculación que pretende lograr el PSUV con otros partidos gobernantes de países con conducciones posneoliberales.

Ahora Venezuela -y su opinión pública- destaca la creciente división dentro de la oposición, algo que tampoco es algo nuevo: en febrero se habían podido visualizar con claridad dos tendencias ante las violentas protestas callejeras que intentaron poner fin al gobierno de Maduro. La situación parece ser similar, pero amplificada: Capriles anuncia una gira por el país en soledad, Machado opta por construir el “Congreso Ciudadano” sin la MUD, y Aveledo no termina de explicar los motivos de su salida de la Secretaria General de la MUD. Como se ve, una guerra de egos y de orientación política sobre el futuro del país.

Sin dudas, al momento de escribir estas líneas uno de los principales desafíos que tiene el gobierno será el de dar por tierra a la creciente especulación económica que los grandes empresarios del país han impulsado. Frenar esa política -que también incluye el desabastecimiento en determinados lugares, y la suba indiscriminada de precios- es también un punto importante en el futuro venezolano: nuevamente fraccionada, la oposición recurrirá a intentar por la vía económica aquello que no ha podido conseguir por la vía política. Buscará, así, procurar desgastar a un gobierno cuyo principal puntal sigue estando en las mayorías populares, a las cuales están destinadas gran parte de las políticas implementadas desde su llegada a Miraflores.