El fin de semana vi un documental ( 'Audrie and Daisy' 2016) sobre la historia de dos adolescentes estadounidences a las que las violaron cuando estaban borrachas, hicieron la denuncia y su vida se convirtió en un infierno, (SPOILER) se tuvieron que mudar de pueblo y una de ellas se suicidó porque no aguantó el bullying. Al ratito leí una nota sobre las violaciones en India a, sobre todo, las castas más bajas llamadas Dalit o "intocables", aunque muy intocables no son pues las violan cada vez que pueden ya que ellas no tienen derechos. Lo mismo, si tenés la desgracia de que te pase y sos una dalit, te echan de tu ciudad y te condenan socialmente. 

Estados Unidos e India, dos mundos completamente distintos y a su vez, en este punto, no tanto. Italia, filtraron fotos de una chica desnuda y otra vez, por la vergüenza de su propia sexualidad, una mujer se suicidó. Por el miedo y la moral, por el mandamiento que nos creó puras, inmaculadas, con tetas y concha pero sin poder usarlas para nuestro placer, por la vergüenza de sentir que eso que nos contaron que era tan sagrado y pulcro, lo perdimos, no está, nos lo robaron y ahora sufrimos el vacío de la pureza celestial de la virginidad conceptual. Eso y que la gente, detrás de una computadora, es una mierda. 

Mientras venía en el bondi pensaba por qué pasa ésto, por qué las víctimas se transforman en victimarias, por qué, encima de que te ultrajan así, luego tenés que lidiar con una sociedad que te dice que sos una zorra y que en realidad te lo buscaste. Hace un tiempo hice una columna sobre cómo (mal)impacta la violación en la vida de las víctimas y por qué son ellas las que más sufren todo el proceso y no quienes cometen el delito. 

Pero después de ver el documental que me generó muchísima tristeza, quise volver a este punto y creo que citar a Despentes acá es más que pertinente. "Camille Paglia es, sin duda, la más controvertida de todas las feministas americanas. Propone pensar la violación como un riesgo inevitable, inherente a nuestra condición femenina. Una libertad increíble de des-dramatización. Sí, habíamos salido afuera, a un espacio que no era el nuestro. Sí, habíamos sobrevivido en lugar de haber muerto. Sí, estábamos en minifalda solas sin un tío que nos acompañara, de noche, sí, habíamos sido idiotas, y débiles como las niñas aprenden a serlo cuando las agreden. Sí, eso nos había ocurrido a nosotras, pero por primera vez comprendíamos lo que habíamos hecho: habíamos salido de casa, porque en casa de papá y mamá no pasaba nada interesante. Habíamos corrido el riesgo, habíamos pagado el precio, y más que sentir vergüenza por estar vivas podíamos decidir levantarnos y recuperarnos lo mejor posible. Paglia nos permitía imaginarnos como guerrilleras, no tanto responsables personalmente de algo que nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que podíamos esperar cuando se es mujer y se quiere correr el riesgo de salir al exterior. Ella era la primera que había sacado la violación del horror absoluto, de lo no dicho, de lo que no debe ocurrir nunca. Ella hacía de la violación una circunstancia política, algo que debíamos aprender a encajar. Paglia cambiaba todo: ya no se trataba de negar, ni de morir, se trataba de vivir con. Por primera vez, alguien valoraba la capacidad de recuperarse de una violación, más que de largar un florilegio de traumas de forma condescendiente. El tema había sido tabú hasta entonces, tan minado que no nos permitían decir otra cosa que qué horror y pobres chicas".

Y aunque, tanto en el documental como en la India, lo de las "pobres chicas" mucho no cabe porque por el lugar de víctimas nunca pasaron, sí es cierto que hay una mirada respecto a la violación tan gigante e intimidatoria, tan de hurto de lo sagrado, que es muy difícil escaparle a esa lógica. Hace algunos días una chica de 12 años se suicidó y lo "transmitió" por facebook live. La violaron y no pudo seguir adelante, en el audio pide perdón constantemente. Perdón, perdón, perdón. Luego se cuelga de un árbol y muere. 

¿Qué tan mal de la cabeza estamos para que una mujer sienta culpa y vergüenza por algo que le hicieron? ¿En qué mundo extraño e injusto vivimos que una chica se quita la vida porque siente que ya no se puede volver atrás? Igual es cierto, no se puede. Lo que pasó, pasó. El tema es cómo abordarlo. El tema es por qué se llega hasta ahí, por qué lxs compañerxs de secundaria de estas muchachas estadounidenses las atacan, las tratan de fáciles, de mentirosas, de putas. Y creo entender por dónde viene la mano. Un poco lo dije arriba: la sexualidad de la mujer es una mentira. 

Llegamos a un mundo que nos dice desde chiquitas que, como podemos quedar embarazadas, tenemos que tener muchísimo más cuidado que un hombre con el sexo. Tanto pero tanto cuidado que nuestra sexualidad se ve coartada, que ese poder y esa desgracia que es la creación de vida para todas las mujeres nos pasa por encima, que nuestro placer no importa porque tener un hijo es para lo que estamos acá. Desde ahí en adelante todo es censura. Pero es una censura extraña y con doble vara, porque nuestro deseo se interpone y nos confunde. Porque Freud y su teoría de la histeria como símbolo intrínsecamente femenino nos destroza. "Dicen que no cuando en realidad quieren decir que sí", les cuentan a los nenes sobre nosotras. Y a nosotras nos dicen: "vos decí que no aunque quieras así te va a valorar más", y en el medio el mareo, las malas interpretaciones, las excusas, los "daaaaale, no te hagas la linda que te encanta". Porque claro, nosotras tenemos una sexualidad, tenemos capacidad de placer, pero todo está mal planteado desde el comienzo. Nada de lo que nos dicen de nuestra concha es cierto. 

Entonces las chicas que son abusadas decían que no cuando en realidad capaz, tal vez, querían. Porque para eso fueron a esa casa, porque por eso caminaban por esa calle, porque para eso el escote, porque por eso, bueno, son mujeres. Esa fina y peligrosa línea entre la sensualidad y la moral que tantos problemas nos trae.

Propongo que basta de eso. Basta de enseñarles a nuestras hijas e hijos que la sexualidad de las mujeres es sagrada, que la puta es horror y la madre es santa. Que les contemos que una prostituta es una trabajadora, que no debe ser ya un insulto, que dignifiquemos nuestra concha quitándole a ella toda esa carga eclesiástica y castradora que lleva y que salgamos adelante porque el resto nos empuja a seguir avanzando. Que no haya confusiones, que no haya temor por ser mujer. Que si un día viene un tipo y te viola, sea él el que sufra porque fue él el forro. Que quede claro quién es la víctima pero que el tenor de esa palabra no condicione nuestra vida. Que ellos no se reivindiquen en nuestro dolor. Que seamos fuertes y que entendamos, de una buena vez, que la culpa la debe cargar el culpable. 

P.d: Si quieren indignarse miren el documental. Es bueno pero le falta una mirada de género desde el comienzo hasta el final. 

Imágen: Roy Lichtenstein.